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El silencio de los inocentes, 25 años gritando su éxito
Ciudad de México. En la gala de los Oscar de 1992 Elizabeth Taylor —acompañada de Paul Newman— anunció al ganador a Mejor Película: El silencio de los inocentes se coronaba como una de las tres únicas cintas que han obtenido las cinco principales estatuillas de la Academia. En esa premiación se selló el destino del filme, que ayer cumplió 25 años de haber sido estrenado.
El 14 de febrero de 1991 se proyectaba por primera vez la historia en la que Clarice Starling establece una extraña relación con el doctor Hannibal Lecter para salvar la vida de una mujer ¿o quizá la suya..?
“El silencio de los inocentes sobrepasa la prueba del tiempo, sigue siendo maravillosa. Se convirtió en un clásico instantáneo por dos estupendos personajes: por una parte, una muy joven Jodie Foster como Clarice Starling; y por otra, Anthony Hopkins, que aunque siempre ha sido un gran actor, éste es quizá el papel que más le ha repercutido”, expresó el crítico cinematográfico Silvestre López Portillo en entrevista con La Razón.
Con un presupuesto de 19 millones de dólares, la película dirigida por Jonathan Demme logró recaudar 272 millones de dólares en taquilla.
“A nivel cinematográfico es una película con personajes muy bien armados. Se convirtió en un éxito porque, primero, tiene un muy buen guión, está muy bien actuada, salió en un momento en el que el cine se estaba abriendo y forma parte de la cultura popular porque la gente se conectó, la fue a ver, la recomendó porque te mantiene al filo de la butaca”, explicó el especialista.
El silencio de los inocentes es considerada la primera cinta de terror psicológico en ganar una estatuilla. En 1973, El exorcista fue candidata a Mejor Película, pero la comedia El golpe la derrotó.
“Lo destacado de la cinta es lo excelentemente bien que se plantearon las cosas, hubo todos los elementos: un actor, una actriz, una historia y un director que generaron una gran película”, dijo.
En ese sentido además de ser un filme de escenas memorables —“el pasillo de la entrada a la celda, el baile de Buffalo Bill”, cuando Starling busca en la oscuridad— tiene un personaje cuya resonancia ha llegado hasta nuestros días y aparece con más fuerza en cada festejo de Halloween, con los disfraces que emulan al psiquiatra atado y con bozal.
“Lo interesante de la película es que era muy raro encontrar un ser que fuera tan brillante y al mismo tiempo tan oscuro como Hannibal Lecter; muy rara vez pasa que el público siente una gran empatía por el personaje —no es que lo adore—, pero le gusta verlo, pese a que sabe de su canibalismo. Es atractivo. El doctor es uno de esos íconos que toma la cultura, los adapta y los integra a su dinámica, así como alguien puede salir con la máscara de Yoda, o la de Scream”, indicó.
La imagen del caníbal es algo que ni el propio Hopkins ha podido superar —detalló el crítico—. “Lecter es redondo, perfecto, bien hecho y con una excelente interpretación; en la segunda parte de la saga, cuando Julianne Moore toma el papel del Clarice Starling, se pierde ese personaje y tratan de sostener toda la cinta en Hannibal, así de fuerte es la imagen del psiquiatra, incluso después lo retoman para la televisión, pero ninguna de las secuelas funcionó, no hay nada destacable en ellas”.
Los involucrados “han hecho estupendos trabajos después. El que corrió con más suerte fue Jonathan Demme porque venía de hacer Casado con la mafia, otro tipo de filmes que no eran muy buenos”, concluyó.