El silencio de la hermana del rey

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El silencio de la hermana del rey

Durante 35 minutos permaneció la infanta Cristina de Borbón en silencio.

"Gracias señoría, contestaré solamente a mi letrado". Durante 35 minutos fueron las únicas palabras que salieron de boca de Cristina de Borbón, sentada ante un tribunal que presidía la fotografía de su hermano Felipe, el rey de España.

La infanta Cristina, de 50 años, declaró hoy ante las tres magistradas de Palma de Mallorca que la juzgan junto a su marido, Iñaki Urdangarin, y 15 personas más por el caso de corrupción que movió los cimientos de la monarquía española y contribuyó a la abdicación de su padre, el rey Juan Carlos I, en junio de 2014.

Durante 35 minutos permaneció la infanta Cristina de Borbón en silencio. Seria, mantuvo la mirada fija en una de las pantallas sobre las que se proyectaban los documentos que la abogada de la acusación popular, Virginia López Negrete, iba mostrando mientras formulaba las preguntas preparadas para ella.

No miró a la letrada, tampoco a las juezas, mientras escuchaba el interrogatorio dirigido a asentar la idea de que tenía conocimientos de las presuntas actividades ilícitas de su marido y desplegó contactos e influencias para ayudarlo.

En el banquillo, entre tanto, los dos principales acusados, su marido y el ex socio de este, Diego Torres, se hacía de vez en cuando algún comentario.

Delgada y demacrada, la infanta abandonó la última fila del banquillo, en la que ha permanecido desde el 9 de febrero, para tomar asiento ante la mesa de declaración, frente al estrado. Repetía vestuario. En días previos se la había visto ya en esa sala con los pantalones marrones y la chaqueta negra que llevaba.

Sus abogados habían solicitado expresamente que fuese la última de los acusados en declarar en el juicio que más expectación ha despertado en España en los últimos años. Un rato antes había concluido su marido su declaración, que duró tres días.

En ella la desvinculó de la gestión del Instituto Nóos, la entidad supuestamente sin ánimo de lucro vinculada al mundo del deporte a través de la cual habría desviado más de seis millones de euros de dinero público junto a su entonces socio.

Los contratos los habría logrado fraudulentamente aprovechándose de su condición de yerno del entonces rey. La fiscalía pide para 19 años y medio de cárcel para el ex jugador de balonmano, de 48 años.

La infanta Cristina dijo al tribunal que la juzga que solo responderá a las preguntas de su abogado, Pablo Molins, y no a las de las acusaciones y ni a las del resto de letrados. Foto EFE

Urdangarin también desligó a la infanta del "día a día" de Aizoon, la empresa que poseían a medias y que él habría utilizado para ocultar ganancias al fisco.

Esa empresa familiar es la que ha sometido Cristina de Borbón a un juicio cuyo final se espera en junio. La organización derechista Manos Limpias, que ejerce la acusación popular, la inculpa como cooperadora necesaria de dos delitos fiscales de su marido. Pide para ella ocho años de cárcel.

"Mi marido se encargaba de las cuestiones económicas de la familia", aseguró la infanta en sus respuestas a su abogado defensor, que condujo un interrogatorio diseñado para mostrar que las ocupaciones que tenía le impedían conocer lo que hacía su marido, así como su falta de saber en temas contables.

El intercambio con su letrado duró casi lo mismo que el tiempo que estuvo en silencio mientras preguntaba la acusación. "Nunca he tenido cuentas en paraísos fiscales y mi marido tampoco ha tenido nunca", manifestó.

Cristina de Borbón es sexta en la línea de sucesión al trono, a la que se ha negado a renunciar pese a las presiones de su hermano, que junto a la reina Letizia ha levantado un muro de contención frente a ella en lo institucional, pero también en lo personal.

Comenzó a responder a su abogado visiblemente nerviosa. Sonrió ligeramente cuando este le preguntó por las edades que tenían sus hijos entre el año 2005 y el 2007, el tiempo en el que habría cometido los delitos fiscales de los que está acusada.

Y más adelante pronunció la frase que inmediatamente saltó a los medios españoles: "Confío plenamente en mi marido y en su inocencia”.