El sexenio que viene... AMLO, ¿de la ilusión al desencanto?

Cierto, es pronto para evaluar a un gobierno que aún no asume el poder, pero ya son muchos los anuncios o acciones de AMLO que alientan o decepcionan
En campaña. Lopez Obrador, entonces candidato de Morena a la Presidencia, atiende un mitin en el Centro Histórico de Ciudad Obregón, el pasado 17 de abril. Foto: Cuartoscuro

TEXTO: Alejandro Salas 
ILUSTRACIÓN: Mario Palomera

 

Cuestionado por algunos sectores desde el momento mismo en que sumaba a su movimiento a políticos como él; procedentes del PRI o el PRD, así como a ex panistas y a líderes sindicales permanentemente criticados; el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, el más votado en la historia de México, es observado a cada paso y desmenuzados todos sus pronunciamientos.

El seguimiento al tabasqueño a partir de su triunfo electoral del 1 de julio es tal que, a poco más de 100 días del arranque de su sexenio, sus anuncios, sus nombramientos anticipados y hasta hechos externos con los que se le relacionan, lo tienen de boca en boca inserto en un México expectante al que urge saber si será –o es ya– más de lo mismo, o si en realidad cambiará la forma en que se ha gobernado la nación a partir de la postrevolución.

Haber obtenido el voto del 53 por ciento de los mexicanos, la mayoría en la Cámara de Diputados y la de Senadores, cinco de nueve gubernaturas disputadas y 19 de los 26 congresos locales que se renovaron, le dan a López Obrador y a su Movimiento de Regeneración Nacional un aval tan grande como las expectativas generadas.

Pero, ¿encarna el ex líder priista lo mismo que tanto criticó al sistema político durante su campaña, o realmente cambiará no solo la forma de gobernar y combatirá efectivamente los flagelos y males por los que la mayoría lo eligió?

De acuerdo con especialistas, difícilmente el Presidente electo cumplirá la montaña de promesas que hizo a lo largo de sus tres campañas políticas; más aún, es prácticamente imposible que lo haga él sólo, sin el apoyo de la sociedad y los otros sectores, empresarios y oposición incluidos, pero pese a todo, está ante una gran oportunidad de romper paradigmas.

Carlos Bravo Regidor, coordinador del programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) de la Ciudad de México escribió recientemente en The New York Times que México se enfrenta a problemas estructurales muy complejos —violencia, corrupción, impunidad, pobreza y desigualdad— y, en el contexto de una victoria que ha desatado enormes expectativas, el gobierno de AMLO corre tres grandes riesgos.

Andrés Manuel López Obrador va a tener un desgaste normal como pasa en todo gobierno, pero si sus políticas logran cambios importantes, estará en la línea de querer ser el mejor Presidente de la historia; a ver si le aguanta el avión”.
Víctor Alejandro Espinoza, investigador del Colegio de la Frontera Norte

Podría cometer el error de confundir fuerza con infalibilidad y ensoberbecerse en su mayoría absoluta”, advirtió, “desgastarse demasiado rápido, dada la dificultad de dar resultados significativos en el corto e incluso en el mediano plazo, y, con el sistema de partidos hecho pedazos, de dejar al electorado mexicano sin otra alternativa más que probar oportunidad con alguna figura verdaderamente antisistema”.

Añadió que para atajar esos peligros, el lopezobradorismo tendría que hacer como gobierno algo que nunca hizo como oposición: “reconocer la legitimidad de sus adversarios, admitir la validez de puntos de vista distintos al suyo, abandonar el manido recurso de estigmatizar como ‘mafia en el poder’ a todo aquel que lo critique o esté en desacuerdo”.

De su lado, para el sociólogo Luis Lauro Garza, analista egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde fue investigador, más allá de López Obrador y de su equipo, el tamaño del cambio de la sociedad y de su calidad será clave para el tipo de País y gobierno que tendrá México.

“Porque no nada más es el apoyador y qué plan apoya, y hasta dentro de la propia gente del equipo de López Obrador va a tener los contrapesos para ser un equipo, que es lo que realmente se necesita, y no nada más el caudillo que encabece esto”, expresó.

Desde el punto de vista de Garza, habrá que ver cómo se comportan los empresarios que se enriquecieron en los anteriores regímenes, incluso dando los famosos “moches” de 10 por ciento y más para hacerse de contratos y obras. Así mismo, será importante ver en este llamado “nuevo gobierno” el desempeño de los sindicatos como el minero, donde sigue figurando el senador electo Napoleón Gómez Urrutia.

Recordó que los mexicanos están decepcionados de anteriores gobiernos y aunque López Obrador tiene, además del bono democrático que le da el triunfo en las urnas, un bono moral, del que se ignora cuánto durará éste.

“Ahora, si continúa y aumenta el hartazgo y si surge una insurrección o una oposición que haga mucho ruido, y creo que esto va a depender de la madurez, de la manera en que los ciudadanos y los opositores incluso, se atrincheren, por decirlo así, en términos jurídicos y desde dónde lo van a llevar a cabo, ¿desde la calle?, ¿desde organizaciones civiles?, ¿desde otros partidos?, pero, bueno, esto dependería también de la evolución de los acontecimientos”, apuntó.

Carlos Recio, historiador de la Universidad Autónoma de Coahuila, sostiene que el fenómeno AMLO no tiene precedente en la historia de México aunque, apunta, generalmente las expectativas en el entorno mundial son siempre muy altas con respecto a la realidad.

Ilustración: Vanguardia/Mario Palomera

Ejemplifica con los casos, en Francia, de Nicolás Sarkozy y François Hollande, ex presidentes que tras estar en la cima del apoyo popular, de desplomaron cargando hasta con acusaciones de corrupción en su contra.

Actualmente, el presidente Emmanuel Macron, quien como en cuento de hadas se casó con su maestra y llegó al poder, a la vuelta de los días se convirtió en un político impopular por tomar medidas que algunos consideran draconianas.

“Pienso finalmente que al elegir un personaje, la gente, se basa en sus sueños, es por lo poco que conocemos que ha hecho, por lo superfluo, por lo que pensamos que puede hacer”, explicó, “lo vemos hacia el pasado pero sobre todo al futuro; en el caso de López Obrador, más que en su pasado del PRI se le visualiza hacia el futuro, ante un México desastrado por la inseguridad”.

“Yo siento que es una construcción mental”, añadió Recio. “Se crea una persona imaginaria que puede ser como súper hombre, que puede ser quien resuelva todos los problemas de una manera mágica e instantánea, cuando en realidad no es posible, como se ha visto en varias partes del mundo”.

El historiador Lorenzo Meyer, dijo en entrevista reciente con El Universal que en el próximo gobierno de AMLO habrá una mayor sensibilidad y atención hacia los grandes problemas nacionales, pero consideró que el Presidente Electo no podrá resolver graves flagelos para la sociedad, como son la inseguridad y la corrupción.

“Espero que haya una mayor sensibilidad, mayor atención”, declaró. “Pero no va a resolver ninguno de los problemas. No puede. En la intención es donde está el meollo de su política. En que lo intente y que la sociedad mexicana entienda que lo intenta”, declaró el investigador de El Colegio de México al rotativo.

 

Foto: Especial

Abundio Ramírez, ex dirigente del Partido de la Revolución Coahuilense, dice que aunque espera que a López Obrador le vaya bien, considera que muchas de sus propuestas y cuadros políticos de su movimiento, como los de La Laguna dejan mucho que desear.

“Le van a quedar a deber mucho al pueblo. Andrés Manuel y su equipo no están a la altura de las circunstancias, ojala y le vaya bien, pero el pueblo espera mucho, que cumpla sus tantas y tantas propuestas que, a decir verdad, muchas no son viables”.

Samuel Acevedo, ex presidente del Partido Social Independiente de Coahuila, (PSDI), refiere que el desencanto de la población ante AMLO se perciben por los anuncios de que seguirá habiendo incrementos en las gasolinas, por los nombramientos de algunos de sus colaboradores y por una serie de propuestas inviables.

“Bueno, Andrés Manuel puede avanzar mucho en la llamada Cuarta Transformación de este País pero debe entender que ya es Presidente y no candidato, y debe abandonar poses autoritarias y centralistas. No caer en lo que criticó”, concluyó.