'El Seminarista' el libro que narra la cruda realidad sobre el ataque del Padre Meño en Coahuila

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'El Seminarista' el libro que narra la cruda realidad sobre el ataque del Padre Meño en Coahuila

Foto: Vanguardia/Archivo
La novela testimonio de una de las víctimas del Padre Meño redunda innecesariamente en lo obvio y apenas roza lo importante

Justo el día en que el sacerdote mejor conocido como El Padre Meño, escuchara el dictamen de su sentencia por el delito de violación calificada con grado de tentativa, el libro de Ignacio Martínez Pacheco, El Seminarista: Historias de abuso sexual en la Iglesia, vio la luz pública.

La novela testimonio revela oscuros detalles de la vida en el Seminario de Piedras Negras, Coahuila, así como los abusos a los que fue sometido Martínez Pacheco durante su estancia en el recinto de formación sacerdotal.

El tomo publicado en la plataforma en línea de Amazon fue editado en colaboración con el Frente Nacional Contra la Pederastia, con el fin de que el autor devolviera “todo lo que le ha hecho daño”, de acuerdo con uno de los asesores legales de 

“Callar no siempre significa estar de acuerdo, ni otorgar” dice la sinopsis del libro que aparece en la web de compras en línea. “Callar es, a veces, el único alivio al que pueden acceder las personas que han sufrido hondamente las atrocidades más aberrantes de la sociedad, de la gente que los rodea”.

Con este eje rector, Ignacio se muestra vulnerable como podría esperarse tras un relato de esta naturaleza. Sin embargo, antepone cualquier cuestionamiento, reprobación y desacreditación con tal de no dejar guardado nada.

“Si la palabra tiene el poder de designar, de crear nombrando, el propósito de este libro es que también prevenga a que los menores caigan en las garras de las personas más tóxicas dentro de la iglesia católica: los pederastas”, agrega la síntesis en el sitio web.

El testimonio de Martínez Pacheco pone en evidencia un tema que más allá de estar en boga, es un síntoma de una institución religiosa que ha siempre ha tenido encima de sí un velo que lo matiza, que lo mantiene oscilante entre la obvia crudeza y la leyenda urbana.

Sin embargo, redondea la caída de un pederasta abiertamente señalado. Sin duda un hito para la justicia coahuilense.

Riguroso sexo y pocos datos duros

No obstante, las observaciones vertidas en torno a la obra de Nacho Pacheco, se enfocan sobre todo en la manera en la que el autor cuenta sus vivencias y las de otros, más inscrita en la tradición del thriller erótico que la del rigor testimonial.

En pocas palabras, estamos ante una narración subida de tono que pretende pasar por obra literaria y al mismo tiempo fungir como una especie de crónica que no termina de cuajar por un hecho simple: la falta de datos duros.

Dentro de la narrativa erótica el sexo es protagonista y en muchas ocasiones el punto de partida. El seminarista no se mantiene al margen de esta fórmula. Basta repasar algunos de los pasajes diseminados en cualquiera de los 20 capítulos del libro.

Foto: Vanguardia/Archivo

Si bien, la fuerza de la literatura erótica no está en mencionar escenas sexuales. No cabe duda que en el caso de El Seminarista es punta de lanza. De modo que las frases cargadas de descripciones, posiciones, aromas e incluso metáforas convierten lo narrado en una tensión erótica más allá de la naturaleza de abuso que en términos generales se cierne sobre el libro.

Pero, ¿qué pasa si el lector de El seminarista no supiera que se trata de un testimonial?
"La frontera entre erotismo y pornografía sólo se puede definir en términos estéticos”, dijo Mario Vargas Llosa a El País a principios de este siglo. “Toda literatura que se refiere al placer sexual y que alcanza un determinado coeficiente estético puede ser llamada literatura erótica”, agrega.

Si bien, en el libro de Martínez Pacheco abundan las descripciones, el placer o es ausente por completo o de verdad está muy escondido. Por otra parte, la prudencia dice que un abuso sexual no tendría por qué ser placentero. Sin embargo, ya que hablamos de cierta pretensión literaria por parte del autor, al menos podría esperarse un mínimo de estética, rubro en el que El seminarista se queda muy por debajo y solo llega a flashazos burdos.

Ignacio Martínez Pacheco contactó a Vanguardia para ofrecer una reflexión sobre la publicación.

Respuesta íntegra del autor de El Seminarista:

“Nadie disfruta ser violado” Ignacio Martínez Pacheco.

En relación con el texto publicado el día 15 de octubre del presente año titulado “50 sombras del Padre Meño, hago derecho de mi uso de réplica con el fin de manifestar lo siguiente:

—Mi libro no es literatura erótica. Fiel a los estándares que requiere un testimonio en materia penal, este requiere que sea explícito, es por ello que no maquillé nada y escribí las situaciones tal y como las viví en el momento. Hasta la Suprema Corte ha establecido que las circunstancias de modo en un testimonio de una víctima de delitos sexuales es lo fundamental. Más allá aún de los datos duros que ustedes solicitan.

—No disfruté ser violado. Dudo mucho que cualquier víctima de violación disfrute que su agresor lo someta y tenga relaciones sexuales con el en contra de su voluntad. No disfruté ser violado por Meño. No disfruté las violaciones que sufrí en el seminario. Asumirme como víctima y sobreviviente ha sido un proceso duro, perdí mi vida normal, sufrí atentados, amenazas.A nadie se le desea que pase por esta situación.

Les comparto algunos datos duros sobre mi caso:

Número Único de Caso: COA/PG/RG/PN/2017/AA-04080

El 30 de marzo de 2017 a las 13:15 Ignacio denuncié a Meño. Ahí mencioné por primera vez a Gerry y Néstor, manifestando que desconocía sus demás apellidos. (La Fiscalía no lo registró como denuncia, lo archivó como “Entrevista de Testigo Mayor de Edad”)

Posteriormente el 19 de abril de 2017 a las 11:30 hrs finalmente un agente del MP distinto levanta la denuncia en forma. Pero solo sobre Meño y el encubrimiento de Alonso.

El 17 de enero de 2018 expandí mi declaración y entregué documentos.

Tengo un Expediente en la Comisión Estatal de Derechos Humanos: TV/1134/2018 Tengo un Oficio del Mecanismo para la protección de los defensores de derechos humanos: Mec/cen/046/D/O/2018