El retrato familiar se va desdibujando

La destrucción de la familia es un fenómeno de nuestros tiempos, lento pero gradual y tal parece que imparable
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POR Karla Tinoco / FOTOS Especial

Dicen que la “sangre siempre llama”, pero eso no siempre es así.
 
En los encabezados de los diarios, de unos años a la fecha, encontramos frases como: “Viola a su propia hija”. “Intentó matar a su madre”. “Niña de 9 años queda embarazada”. “Detienen a niños sicarios” o “Niño intenta suicidarse”. 
 
Mientras los ciudadanos satanizan a los encargados de echar a andar las políticas públicas sobre los problemas sociales que surgen y se alarman con las “noticias escandalosas”, pocos se detienen a pensar: ¿qué estoy haciendo por mi familia? o ¿qué he dejado de hacer?
 
Muchos pensarán que no tiene nada qué ver un problema con otro; sin embargo, algunas crisis que enfrenta México tienen su origen en la destrucción del tejido social, particularmente en la destrucción de la base de la sociedad. 
 
Ana Berenice de la Peña, terapeuta familiar y sicóloga, da en el clavo del origen de esa destrucción: “La familia actualmente está perdiendo cohesión porque ya no se le está viendo como un núcleo central de la sociedad, ahora ésta ha girado a ser mucho más individualista.
 
“En esos casos pasan de lado los compromisos, los roles que se necesitan por cumplir y se vela por la satisfacción personal nada más”, dice la también máster en terapia familiar de la Escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC). 
 
Por otro lado, si bien la mujer sale a trabajar, aún sigue presente el machismo donde se ve a la mujer como algo inferior o la estigmatizan porque sale adelante.
 
CÓMO AFECTÓ EL NUEVOMODELO ECONÓMICO
Recuerda que hace varias décadas, la situación económica familiar explotó por la invasión del capitalismo en México, pues poco a poco la llegada de nuevas fábricas comenzó a promocionar un estilo de vida diferente. 
 
Para cumplir con muchas de las exigencias económicas, las mujeres comenzaron a salir de casa para buscar una vida mejor, pero se toparon con empleos con horarios demandantes y con ese nuevo ritmo de vida empezó la dificultad para satisfacer los roles que se estaban cumpliendo anteriormente como: encargarse de los hijos, educarlos, estar al pendiente de su familia. 
 
“Este sistema se aunó al feminismo y la lucha de que la mujer tratara de lograr un rol distinto dentro de la sociedad, de ahí que se hayan ido polarizando muchas luchas. Nos cuesta mucho trabajo encontrar el punto medio”, explica de la Peña.
La firmeza y la solidez de las relaciones dentro de la familia mexicana, ya no son lo que eran.

Tecnología; cincel queres quebraja relaciones

A los horarios laborales de hombres y mujeres, la sobrecarga de estrés y las exigencias sociales, se suma un nuevo factor que rompe —poco a poco—  con la familia: el abuso de las herramientas tecnológicas. 

El doctor Jesús Amaya Guerra, autor del libro “Padres ausentes, hijos desconectados y vacíos”, durante una visita que realizó a Coahuila el año pasado señaló que actualmente: “vivimos en una generación en la que estamos conectados a miles de kilómetros, pero que descuidan a la persona que está a su lado”. 

En un análisis que elaboró en distintas partes de la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo León, descubrió que el 70 por ciento de las madres de familia que dejan encargados en las guarderías a sus hijos, no trabajan ni estudian.
Al entrevistarlas aseguran que lo hacen porque quieren dedicar tiempo para ellas.

En sus investigaciones también encontró que entre las consecuencias del uso excesivo de la tecnología se encuentran los problemas que enfrentan sus hijos como trastornos de ansiedad, depresión, sexting, tristeza, estrés, cyber bullying, insomnio, distracción escolar y abandono. 

“Uno de los problemas que estamos observando entre padres e hijos es que esta nueva generación de madres de familia sienten que los hijos les ocasionan estrés y que les quitan el espacio. Esto sucede porque se trata de una generación mucho más narcisista que antes, ahora las mujeres se toman muchas selfies, van al gimnasio, salen de compras con sus amigas, cuidan lo que comen… es una dependencia de ‘verme a mí’ como la estrella’.
Ahora empiezan a ver sus placeres, sus necesidades y al final ven las de sus hijos”. 

LAS ASPIRACIONES SON BANALES

Ana Berenice de la Peña Aguilar dice que actualmente las aspiraciones de muchos niños es tener un celular nuevo o el Ipad de última generación; que ya se acabaron los pequeños que querían ser doctores, o querían visitar la luna. 
“Más allá de una realización personal están buscando cristalizar sus sueños en una realización material y luego eso lo vemos reflejado más tarde en que se trabaja para tener un bien económico, no para tener una satisfacción personal. 
Luego van creándose vacíos a nivel personal y se tratan nuevamente de satisfacer con cosas materiales y se hace un círculo vicioso o una cadena irrompible”, refuerza la máster en terapia
familiar.

SALIR DE LA ENFERMEDAD 
Ana Berenice de la Peña Aguilar, máster en terapia familiar y quien cursa el doctorado en educación de emociones, advierte que para  lograr una regeneración del tejido social se llevarán años
de trabajo.  

“Si vemos un parque de manera aislada y no hay una educación diferente, el parque no va a funcionar. No basta con intensiones aisladas, sino se tienen que ir sumando los diferentes esfuerzos y las políticas públicas necesitan ir en diferentes escenarios. Se tiene que trabajar desde un compromiso de ver a las personas como un ser humano, no como cosas o como un objeto”. 

Finalmente, reconoce que ‘nos falta mucho educar en emociones, decisiones correctas que realmente nos ayuden a crecer pero la selva social está muy pesada’.

Van y lo dejan y recogen en pijama, y cuando las entrevisto ellas dicen que merecen un descanso, estar solas o salir con las amigas”.
Jesús Amaya, autor del libro “Padres ausentes, hijos desconectados y vacíos”.

La prevención de los niños sicarios y las madres a los 14

Hace cerca de seis o siete años, cuando Coahuila atravesaba por una crisis de seguridad las autoridades no se explicaban qué sucedía entre algunos jóvenes  que formaban parte de las células delictivas. 

Sergio Sisbeles, en ese entonces vocero en materia de seguridad y posteriormente titular de la subsecretaría de Prevención Social y Participación Ciudadana, comenzó a realizar un diagnóstico de problemas sociales. 

Aunque parte del trabajo comenzaba a hacerse, también era necesario identificar el origen de esa criminalidad. Fue así como el DIF, la Secretaría de Salud, de la Juventud, de la Mujer y la Subsecretaría de Prevención Social , comenzaron a elaborar un diagnóstico del tejido social. 

“Nos dimos cuenta de que teníamos que fortalecer el quebrantamiento que tuvo el tejido social de la comunidad, por eso se fortaleció la seguridad. Brindamos herramientas y fortalecimos el entorno de una persona con el equipamiento en la ciudad”, dijo.  

Después de agotar esos puntos las secretarías reunidas llegaron concluyeron con que el siguiente paso era trabajar en la base de la sociedad: la familia. 

“Detectamos una población vulnerable y la población prioritaria: mujeres, niñas y niños, jóvenes, que ante factores de riesgo como el pandillerismo, alcoholismo, violencia familiar, adicciones, embarazos en adolescentes que provocan deserción escolar y que generaban desviación social como la violencia y la delincuencia, estaban vulnerando su formación”. 

La familia actualmente está perdiendo cohesión, ya no se le ve como el núcleo de la sociedad”
ana berenice de la peña, terapeuta.

PROGRAMAS DE APOYO
Para contrarrestarlos en el DIF Coahuila se trabajaron programas que atendieran este tipo de situaciones. Sin embargo, también descubrieron que la mujer cada vez más era víctima de violencia física, psicológica y financiera, y provocaba un debilitamiento en una pieza importante dentro de la familia. 

Las problemáticas que comenzaron a atender eran las conyugales, emocionales, violencia, escolares, psiquiátricos. 
Fue entonces que se crearon los 34 centros de Atención Integral a la Familia para ofrecer programas como: 
‘Masculinidad por la Paz’ —que busca atender a hombres con conductas violentas—, ‘Padres Responsables’ —dirigida a padres para darles herramientas para mejorar la crianza de sus hijos.

Yo veo con mucha tristeza que en Monterrey el 70% de las madres de familia que van a llevar a sus hijos  de uno o dos años a las estancias infantiles no trabajan, ni estudian.

Abusar de los abuelos
Generalmente, cuando los padres salen a trabajar los hijos pasan al cuidado de los abuelos; empero, las brechas generacionales entre los menores y los adultos mayores, son muy grandes. Según estadísticas del estudio Panorama de la Violencia contra las Mujeres en Coahuila (ENDIREH 2011) algunas mujeres han llegado a sufrir el “síndrome de la abuela esclava”, pues son sometidas a una sobrecarga física y emocional por abuso de confianza de su familia, que le supone trabajar para ellos sin tener una consideración con ella. 

Además, los números reflejan que el 55.3 por ciento de las abuelas son agredidas por familiares como: nietos, sobrinos, nueras, yernos, entre otros.