El resultado de las elecciones en España

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El resultado de las elecciones en España

Los nuevos partidos de España que ahora forman un escenario pluripartidista, se comportan igual que los viejos partidos

Cuando se conoció el resultado de la elección del 20 de diciembre en España, muchos analistas y líderes de partidos políticos coincidieron en señalar que ello significa el fin del bipartidismo en dicho país. Sin lugar a dudas esto es verdad, pero también es una lectura bastante reduccionista quedarse en un hecho que ya era claro incluso antes de que los ciudadanos acudieran a las urnas.

Por ejemplo, los líderes de los dos partidos que lograron consolidarse en estas elecciones, Podemos y Ciudadanos, los cuales pasaron de tener 0 diputados a 69 y 40 respectivamente, dieron a entender que España comenzaba con una era en donde la competencia en las elecciones ya no sería entre dos grandes partidos, sino entre varias fuerzas políticas. Por tal motivo resulta absurdo que si reconoces que la nueva configuración del sistema de partidos español es pluripartidista, lo primero que hagas es declarar que no buscarás formar parte de una coalición de gobierno, debido a que tú no serás quien la encabece.

Dicho lo anterior de manera sencilla, los nuevos partidos de España que ahora forman un escenario pluripartidista, se comportan igual que los viejos partidos, donde en lugar de negociar y ceder para formar gobierno, se sigue creyendo que en algún momento lograrán la mayoría absoluta que les permita gobernar en solitario tal y como lo hacían el Partido Popular o el Partido Socialista Obrero Español.

Y es que a pesar de que el Partido Popular fue la fuerza más votada en las pasadas elecciones, lo cierto es que su margen de maniobra es tan reducido que se antoja difícil que pueda mantenerse cinco años en el poder, de hecho, ni siquiera existe la seguridad de que pueda formar gobierno. 

De entrada el Partido Popular necesita convencer a uno o más partidos para que formen gobierno (aunque si no convence al PSOE necesita al menos dos) o para que al menos voten a favor de la investidura de Mariano Rajoy, aunque ninguno de sus miembros se integre al gabinete. 

El problema es que las opciones de alianzas del Partido Popular son bastante reducidas, en primera instancia porque Ciudadanos que es el partido que ideológicamente se encuentra más cercano a ellos y que se ha mostrado dispuesto a votar a favor de la investidura, aunque no por integrarse el gobierno, no obtuvo los escaños necesarios para garantizar la mayoría, por lo que al menos necesitan de la colaboración del PSOE, que ya anunció públicamente que votará en contra de la investidura de Rajoy.

Con el resto de los partidos ni siquiera puede contar, Podemos e Izquierda Unida están ubicados en el otro extremo del abanico ideológico y tampoco podrán buscar la ayuda de los partidos regionalistas como Esquerra Republicana de Cataluña, Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria, EH Bildu y Democracia y Libertad, debido a que una de la reivindicaciones electorales del PP fue proteger la unidad de España y la oposición directa al referéndum independentista de Cataluña y la única forma de obtener el apoyo de esos partidos sería acceder al referéndum, lo cual le restaría credibilidad frente a sus votantes.

Quizá la única opción realista que tiene el PP para quedarse en el poder sin tener que ir a nuevas elecciones, es negociar con el PSOE y con Ciudadanos el voto a favor de la investidura aunque éstos no se integren al gobierno. Aunque es muy probable que el precio que estos partidos le pongan a su voto sea que Mariano Rajoy no encabece el nuevo gobierno, de tal forma que el PP tendrá que proponer a alguien más como la actual vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría.

Pero aún en ese escenario, la permanencia del PP no estaría garantizada, porque el cualquier momento los votos combinados del PSOE, Podemos y Ciudadanos podrían disolver el parlamento y llamar a nuevas elecciones. Por lo que en la práctica el PP se podría convertir en rehén de los chantajes de estos partidos.

También cabe la posibilidad de que el PSOE intente formar gobierno, pero para ello tendría que convencer a Podemos que ha negado públicamente dicha posibilidad y a Ciudadanos, con los que no existe tanta afinidad, de integrarse a una opción de centro izquierda.

El tercer escenario es que ni el PP, ni PSOE logren formar gobierno y que se tenga que llamar a nuevas elecciones, donde se podría llegar de nueva cuenta a un escenario parecido al que hay hoy. Es decir, que llamar de nuevo a los electores a las urnas no necesariamente generará un resultado diametralmente distinto.

De hecho, el gran mensaje para todos los partidos en España es que la nueva realidad de aquí en adelante es la necesidad de negociar entre sí, no sólo para formar gobiernos, sino también para impulsar agendas legislativas.

victorsanval@gmail.com
@victorsanval