El Quijote II, 51
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El Quijote II, 51
Ya como gobernador de la Ínsula Barataria, Sancho Panza recibe una carta que le envía don Quijote. Le dice estar enterado que ha gobernado con buen juicio, por lo cual da gracias al cielo, pues temía “oír nuevas de tus descuidos e impertinencias”.
Entre otras cosas, don Quijote expresa a Sancho lo siguiente: “Mira y remira, pasa y repasa los consejos y documentos que te di por escrito antes que de aquí partieses a tu gobierno, y verás cómo hallas en ellos, si los guardas, una ayuda de costa [un capital] que te sobrelleve los trabajos y dificultades que a cada paso a los gobernadores se les ofrecen. Escribe a tus señores [los que le han dado la ínsula para que la gobierne] y muéstrateles agradecido, que LA INGRATITUD ES HIJA DE LA SOBERBIA y uno de los mayores pecados que se sabe, y la persona que es agradecida a los que bien le han hecho, da indicio que también lo será a Dios, que tantos bienes le hizo y de continuo le hace”.
En efecto, quien se cree muy por encima de los demás, es decir, soberbio, es incapaz de ser agradecido, aun con Dios. Por eso, “la ingratitud es hija de la soberbia”.
En varios pasajes de El Quijote Cervantes hace referencia a los ingratos y desagradecidos. De éstos dice que “está lleno el infierno” (II, 58). Y también escribe que hay que “ser pan agradecido” (II, 47)
@jagarciavilla