El Quijote II, 36
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El Quijote II, 36
Cuando Sancho Panza ya ha sido nombrado gobernador de la Ínsula Barataria, le confía a la Duquesa que tiene “escrita una carta [dirigida, le dice] a mi mujer Teresa Panza, dándole cuenta de todo lo que me ha sucedido”. Le aclara que sólo falta ponerla en el sobre, pero que antes quiere que ella, la Duquesa, la lea. Le pregunta a ésta si él, Sancho, la escribió y le responde que “ni por pienso”, es decir, ni remotamente, imposible, “porque yo no sé leer ni escribir, puesto que (pero) sé firmar”.
La Duquesa lee la carta, fechada por cierto el 20 de julio de 1614. En uno de sus pasajes, Sancho le dice a su mujer que va como gobernador “con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con este mismo deseo”.
Al terminar la lectura de la carta, la Duquesa hace a Sancho un par de comentarios sobre cosas en las que considera “anda un poco descaminado”. Uno es “que se muestra en ella muy codicioso, y no quería que orégano fuese, porque la codicia rompe el saco y EL GOBERNADOR CODICIOSO HACE LA JUSTICIA DESGOBERNADA”.
Con la sentencia anterior, la cual hace mucho sentido, la Duquesa explica a Sancho que la codicia que le anima para cuando sea gobernador no es buena, que le va a romper el saco, es decir, que le puede costar caro, amén de que derivará en pésimas consecuencias para sus súbditos porque les hará “la justicia desgobernada”.
@jagarciavilla