El Quijote II, 14
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El Quijote II, 14
Luego de que don Quijote y el Caballero del Bosque se retan a duelo, el escudero de este último hace lo propio con Sancho Panza, escudero del primero, con el argumento de que cuando dos señores riñen sus respectivos escuderos también deben hacerlo.
Sancho le responde al otro escudero que jamás ha oído decir a su señor que eso esté establecido en las ordenanzas de la andante caballería, además de que él no puede pelear “estando sin cólera y sin enojo”. Discuten luego ambos personajes acerca de cómo provocarse para dar lugar a comenzar la batalla entre ellos, pero Sancho trata de que no la haya.
Sancho expone al otro escudero las razones que tiene para no reñir entre ellos y termina diciéndole: “desde ahora intimo a vuestra merced, señor escudero, que corra por su cuenta todo mal y daño que de nuestra pendencia resultare”.
“- Está bien –replicó el del Bosque-. AMANECERÁ DIOS Y MEDRAREMOS”.
Con la anterior expresión, el otro escudero quiere dar a entender a Sancho que está bien así, y aún mejor después, con la salida del sol. Hoy se dice: “mañana será otro día”.
En este refrán “medrar” equivale, según acepción de la Real Academia Española, a mejorar alguien su fortuna con un aumento en sus bienes, en su reputación, etc.
@jagarciavilla