El Quijote I, 31
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El Quijote I, 31
Quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoja no se venga
En conversación que sostienen, don Quijote dice a Sancho Panza que irá a rescatar el reino de la Princesa Micomicona del gigante que lo tiene en su poder. Cortará la cabeza a éste y cumplido su compromiso regresará para satisfacer, dice, “el deseo de ver a mi señora”, es decir, a Dulcinea del Toboso.
Sancho está totalmente en desacuerdo con lo anterior, pues él lo que quiere es que don Quijote se case con la Princesa, obtenga el reino en dote y así el escudero llegue a ser marqués o gobernador de alguna ínsula.
Sancho le insiste: “cásese luego en el primer lugar que haya cura; y si no, ahí está nuestro licenciado, que lo hará de perlas. Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que este que le doy le viene de molde, y que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque QUIEN BIEN TIENE Y MAL ESCOGE, POR BIEN QUE SE ENOJA NO SE VENGA”.
Resulta evidente que el refrán está mal construido, tal vez a propósito, o que Cervantes por inadvertencia lo transcribió en forma errónea, pues en su época rezaba así: “Quien bien tiene y mal escoge, por mal que le venga no se enoje”. Con ligeras variantes así lo consignan Pedró Vallés y Sebastián de Horozco, estudiosos de los refranes españoles del siglo XVI, y Luis Galindo, del siglo XVII.
Sebastián de Horozco lo glosó en verso así: Cuando alguno se despoje / de algún bien que Dios le dio / si bien tiene y mal escoge / de cualquier mal no se enoje / pues él mismo lo escogió.
@jagarciavilla