El punto de inflexión para Riquelme
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El punto de inflexión para Riquelme
¿Qué sucede cuando a un candidato del PRI a diputado federal, arraigado en la única ciudad que ha sido gobernada toda la vida por ese partido dentro del Estado sometido por el mismo emblema 89 años consecutivos, lo asesinan a sangre fría, a una calle de distancia de la Presidencia Municipal que meses atrás encabezó, en la nariz de su escolta personal, y a sólo unos pasos de la PGR, en Piedras Negras, un día después de que José Antonio Meade anunció su intención de cerrar la campaña presidencial en Coahuila, su último bastión político, el 27 de junio, último día de proselitismo?
Más allá de lo obvio: el shock, la indignación y el reclamo de justicia por el homicidio, se gesta un mensaje para la sociedad que habita esas mismas tierras: eres vulnerable; tú más que cualquiera. Vives en la indefensión; casi en la barbarie.
Es la percepción.
Imposible abstraerse de la realidad, continuar con la rutina diaria y hacer como que nada pasó. Porque sí pasó, y es muy grave.
Por lo demás, un Gobierno que no puede garantizar la seguridad a uno de los suyos es un Gobierno fallido.
No digo recrearse en el morbo de la escena del crimen que al día de hoy toda la entidad ya vio (la selfie mortal, el balazo a quemarropa, las reacciones de aturdimiento y consternación de los testigos), sino poner atención al elefante dentro de la habitación: el Gobierno del Estado, máxima autoridad, ha sido en sus primeros 190 días de funcionamiento un ente sin reflejos, adormecido, anestesiado. De lenta capacidad de reacción, como se ha puesto en evidencia con los recientes incendios forestales de las sierras de Zapalinamé y Arteaga.
Si bien la secrecía es un elemento fundamental de la investigación, al momento de redactar estas líneas la Fiscalía no tiene idea de la ubicación del perpetrador y eso que, sin querer, existe una macabra selfie de él, milésimas de segundo antes del homicidio.
A fin de minimizar y matizar el suceso en la opinión pública, en las próximas horas podrán decir que se trató de un hecho aislado, ajeno a su función y por motivos personales. No obstante a 23 días de la jornada electoral, en el clímax de un proceso que no ha prendido en el ánimo de los coahuilenses a diferencia de las elecciones de 2017, el atentado sólo es equiparable a la ejecución de Rodolfo Torre Cantú, candidato a gobernador de Tamaulipas, a seis días de los comicios de 2010.
Argumentarán también, en defensa del statu quo, que los índices de inseguridad han mejorado y, en todo caso, matar candidatos no es un fenómeno local sino nacional.
Sin embargo, siempre se puede torcer el brazo a las estadísticas hasta que revelen lo que uno quiere oír. Es posible establecer comparaciones, asimetrías, regresiones, variables, y acomodar alguna de ellas a nuestros intereses. En el tema de seguridad hay situaciones que escapan a nuestro entendimiento. Se trata de un monstruo de mil cabezas que vale más no conocer para seguir viviendo en aparente tranquilidad. Sólo quien ignora puede ser feliz.
A 10 meses de haber tomado posesión de la gubernatura, la administración de Rubén Moreira fue marcada por el homicidio de su sobrino (entonces funcionario estatal) en Ciudad Acuña, con diferente modus operandi. A 6 meses de haber tomado posesión de la gubernatura, y sin haber logrado todavía legitimidad, la gestión de Miguel Riquelme alcanzó el viernes pasado, en Piedras Negras, un punto de inflexión: la curva se doblará para bien o para mal, pero el camino recorrido hasta hoy no será igual de ahora en adelante.
CORTITA Y AL PIE
Como remate al comunicado emitido un día después del homicidio de Fernando Purón, el Mandatario ha dicho que “es la hora de demostrar que estamos a la altura de un estado como el nuestro”. “Estamos”, en plural, por no decir “estoy” pese a que firma él, como particular.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS
El 8 de junio a las 21:57 horas, en un mismo acto, se demostraron dos hipótesis: no hay democracia ni Estado de derecho en Coahuila.
@luiscarlosplata