Usted está aquí

El PRI-Rex

El dinosaurio, el peor de todos, es el PRI-Rex, tiene brazos cortitos y manos pequeñitas que no le permiten procurarse auto cariño

El dilema de ser un dinosaurio en pleno Siglo 21 estriba en ser consciente de que la propia existencia está fuera de lugar, que es un despropósito y una aberración anacrónica.

Aunque su cerebro es pequeño, el dinosaurio sabe, entiende que debió desaparecer hace muchas eras geológicas y que el hecho de que aun ande por allí deambulando sobre la tierra no lo hace un animal contemporáneo.

El dinosaurio aun pega de coletazos e incluso puede resultar peligrosón, no obstante perdió la carrera evolutiva tan atrás en el tiempo que la memoria se extravía. Y perdió precisamente por incompetente, por aparatoso, por arcaico, por pesado, por anquilosado, por su pobre o nula capacidad de adaptación, por su resistencia al cambio, por su escasa imaginación; en suma, se extinguió por ser un dinosaurio.

Pero, ¿Qué acaso no es un contrasentido hablar de la extinción de una especie y afirmar al mismo tiempo su presencia entre nosotros?

Sí, claro. Vaya. Pero insisto, el hecho de que aun respiren por allí dos que tres no obsta para considerarlos  obsoletos.

El dinosaurio incluso se avergüenza de su condición y niega su “reptilácea” condición prehistórica.

“¿Dinosaurio? ¡No! ¡Cómo creen! Si yo soy un ser muy evolucionado, de última generación: soy más flexible, más rápido e inteligente. Soy herbívoro. ¡Qué digo herbívoro! Soy vegano, hago yoga y meditación zen. Bebo té Chai y con la chaviza (ya nadie le dice “chaviza”) me hablo de tú”. Pero es un pinche dinosaurio, arrugado, escamoso, lento,  carnívoro y nalgón.

Allí radica su dilema, saber que está completamente “out”, que su existencia es ofensiva, para la naturaleza, para la sociedad, para Dios, y aun así tener que pretender “buenaondez”.

El dinosaurio por antonomasia, el peor de todos, el PRI-Rex, tiene  (además de unos brazos muy cortitos y unas manos pequeñitas que no le permiten rascarse ni procurarse auto cariño), un entendimiento muy corto.

En su cerebro (que es más pequeño que una nuez) no caben ideas como progreso, democracia, libertad, bien común, nación. Así que no sabe de otra manera de hacer las cosas distinta a como lo han hecho desde siempre los de su especie, los de su partido.

Aunque el dinosaurio es enorme, ruidoso y dientón, es en realidad un ser muy vil, agachón, sumiso y pusilánime que suele ponerse a las órdenes de cualquier ejemplar que esté mejor colocado que él en la cúspide de la cadena alimenticia.

Uno esperaría al menos que por tratarse de dinosaurios se dieran entre sí unos agarrones épicos para nuestro solaz y diversión, pero no, el  PRI-Rex es eminentemente “coyón”. Créame, hasta la televisión matutina resulta más entretenida que estos saurios antediluvianos.

Después de tanto decir acerca de estas cretácicas creaturas, es redundancia mencionar que son eminentemente reaccionarias. El PRI-Rex es timorato y en todos lados ve lo que se dice “moros con tranchete”. Todo le representa un riesgo para su subsistencia, todo le entraña amenaza, todo le rompe el esquema.

Y en este Parque Jurásico llamado Coahuila, los PRI-Rex nos acaban de dar un vívido ejemplo  de todo lo anterior:

Hace pocos días, algunos políticos comarcanos se reunieron para analizar un escenario de alternancia en nuestro Estado. Auspiciados por la tutela del Gobernador Electo de Nuevo León (ese fenómeno político-mediático mejor conocido por el renegado nombre de “El Bronco”), diversos actores de la vida pública mataron con su reunión dos pájaros de un tiro: desahogar los temas de su agenda y ganar algo de presencia noticiosa (tres pájaros si aprovecharon para echar unos tragos o contar chistes de EPN).

Ello es perfectamente legítimo y hasta necesario (al menos yo sí imploro porque en Coahuila por fin conozcamos la alternancia y se ventilen un poco las oficinas gubernamentales donde apesta a la momia Plutarco E. Calles). Pero los PRI-Rex tuvieron una reacción inusitada incluso para ellos. Algunos de estos reptiles formaron un frente común contra uno de los convocados a dicha reunión: El Alcalde de Ciudad Acuña, Lenin Pérez.

Bajo la denominación Frente Unido Contra Lenin, estos “reptilianos” están decididos a hacerle la vida de cuadritos al Alcalde de aquella frontera, fiscalizándolo y (tratándose de priístas) haciéndole campaña negra.

Y la verdad es que no es mi interés defender al señor Lenin Pérez, él tendrá sus recursos para defenderse sólo. Mi interés era reparar en la ociosidad de estos vetustos lagartos (algunos de ellos representantes parlamentarios) que, en vez de hacer algo de provecho, se “unen” para amilanar a un posible adversario político.

Son tan retrógrados que hasta sonrieron para la foto y así anunciaron su grandiosa iniciativa, entre otros el diputado federal Francisco Saracho, la diputada local Georgina Cano a quien el PRI apoya para ser su próxima candidata para la alcaldía de Acuña y el presidente del PRI de aquel municipio Cuauhtémoc Arzola, además del diputado Armando Luna.

Por supuesto, no era de esperarse que se unieran para investigar sobre la Megadeuda, o el por qué está tronado el sistema de pensiones o cualquier otro asunto de verdadero interés público.

Claro que no, son dinosaurios. Están extintos, el problema es que nadie les ha avisado.

 

 

petatiux@hotmail.com 

facebook.com/enrique.abasol