El porqué de tanto robo

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El porqué de tanto robo

La lógica de la sección de robos: nuestra cultura es auto destructiva, nos gastamos lo que no tenemos y luego nos robamos el uno al otro. Es querer mantener un nivel de vida que no corresponde a la realidad. La ambición, el egoísmo y la codicia se encuentran en la raíz de males como el robo. 

El robo se está convirtiendo en un hecho frecuente en toda nuestra sociedad. Las notas como esta son comunes, la estadística de robo debe estar alta, a pesar de que no todos los robos son denunciados, ni publicados.  ¿Paga el crimen? La mejor respuesta es que algunas veces, y no mucho. Para empezar muchos delitos se intentan pero fracasan. Aún en los exitosos, la paga para el criminal es con frecuencia pequeña. La mayoría de los robos sólo dejan unos pesos de ganancia. 

“Robo en farmacia: Cremas y champú con valor aproximado a los 2 mil 500 pesos”. Si el ratero corre con suerte, encuentra una víctima que traiga mucho efectivo: “Robaron 2 mdp en tienda departamental de Saltillo; identifican a sospechoso”; “Defrauda a patrones por $95 mil en negocio de Saltillo”; “Le roban ganado por $180 mil en Ramos Arizpe”. 

Aunque sea más dinero, es común que al ladrón se le termine rápido el efectivo. “Fácil viene, fácil se va”. La vergüenza y los señalamientos duran toda la vida. 

Cuando entrevistaron a rateros que han dado golpes grandes, ellos dijeron que después del robo estuvieron en un estado eufórico y se acabaron el dinero en algunos días. Gastan el dinero en ropa, juegos, apuestas, mujeres, comida fina. ¿Y el resto? Dicen que se lo gastan en cosas sin importancia. Pronto se quedan sin nada. No invierten en bienes raíces o instrumentos financieros que puedan mejorar su vida. Esto los deja en una posición de necesitar robar para verse y sentirse bien otra vez.  

El psicólogo Roy Baumeister menciona en su libro, “Maldad: dentro de la violencia y crueldad humana”, que existe un abismo, una disparidad entre la percepción y realidad de la víctima y las del agresor. La pérdida de la víctima no necesariamente es igual a la ganancia del agresor. La mayoría los artículos robados pierden mucho su valor por el hecho de ser robados, para la casa de empeño el precio que pagan es mucho más bajo que el valor legal que se reporta a la policía o las aseguradoras. 

En el robo, el valor de los bienes robados por lo general es menor para el ladrón que para la víctima. La víctima pierde el valor real y total de un artículo, sea pantalla o joyería, pero el ladrón sólo puede vender esos artículos en una fracción de su valor. 
Esta distancia también se refleja en las diferentes perspectivas de tiempo. La opresión, violencia y crueldad desaparecen más rápido y quedan en el pasado para el agresor que para la víctima. También existen factores intangibles como el sufrimiento de la víctima. 

El cuerpo se puede recuperar rápido de la violación o del robo, pero las cicatrices psicológicas pueden durar por muchos años. Una característica de esas cicatrices es que las víctimas pierden fe en sus creencias básicas acerca del mundo como un lugar justo y benévolo o aún en ellos mismos como personas buenas. Esta forma, el mal impacta en las creencias fundamentales de las personas. 

En muchos casos los agresores y las víctimas se conocen uno otro y están en conflictos intermitentes, el robo, el asalto y el asesinato se da como un producto de sus conflictos. Es común que algunos robos o asaltos con armas terminen en homicidio cuando la víctima opone resistencia o el ladrón se pone nervioso cuando entra en una casa que él pensaba vacía y encuentra personas. Algunos jóvenes pueden llegar a cometer delitos, como robo y asesinato cuando en un principio solo buscaban divertirse con emociones fuertes. Hay que cortar las raíces del mal para evitar caer en esos delitos. 

jesus50@hotmail.com