El porqué de la fiesta
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El porqué de la fiesta
Es mejor ser independientes que una colonia inglesa, española u holandesa como sucedía hace dos siglos. Sin embargo, lo de ayer no es lo de hoy y no por eso es deficiente.
Hoy podemos cuestionar el grado de independencia comercial, política o económica que tenemos respecto de los otros países grandes o chicos, y la respuesta es tan compleja que incluye una multiplicación de respuestas. En lo comercial somos dependientes de que compren nuestros productos. En lo político somos dependientes de tener buenas relaciones con los poderosos. Y en lo económico somos dependientes de la economía que dejó de ser, hace mucho tiempo, colonial y ahora es totalmente global. Y todo esto no es deficiente ni nos quita dignidad.
Entonces, ¿ya no podemos presumir que somos un País independiente? Esa orgullosa pretensión es una mera retórica de los días patrios para cultivar una falsa cultura narcisista. En el mundo de hoy ningún país es independiente. Todos somos interdependientes y necesitados de los otros en lo político, en lo comercial y en lo económico… y en lo humano y en lo ecológico y en lo solidario con las víctimas de todas las razas, religiones, edades y géneros.
Entonces, ¿“el grito”, “la verbena popular”, “el desfile”, “las fiestas patrias” ya no tienen una razón de ser? ¿Si la “independencia” se diluyó en una interdependencia global, ya no hay nada que festejar?
De ninguna manera. El proceso de independizarse de España, de dejar de ser una colonia, nos trajo el regalo de ser una Patria que nació y sigue creciendo como algo mucho más grande que una mera entidad política, comercial o económica. Somos una comunidad de 110 mil millones de hermanos vinculados por unas costumbre, valores, historias, heroísmos, tragedias y victorias que han ido amasando nuestro ser nacional con el que nos identificamos más por el amor y la gratitud que por las diferencias (mejores o peores) con otros países y culturas.
El grito de “Viva México” no es una porra deportiva ni una vana presunción adolescente que carece de alma y vitalidad. Es un grito que sale de lo más profundo, donde están las raíces y lo más significativo de la esencia mexicana. Aquello que todos amamos, agradecemos y compartimos diluyendo toda diferencia económica, comercial o política. Es el grito del “ser mexicano”, el grito del “yo soy un alguien, con origen e historia que me ha dado casa y una existencia tan multicolor que se ha convertido en mi ser personal”. Es un “yo grito porque existo desde hace siglos”.
El tener más o tener menos es fuente de una pobre alegría o una pobre tristeza. El ser alguien, con una identidad y una historia sufrida y cultivada cada día con la sangre y con las manos propias y las de los otros mexicanos, es una alegría muy profunda. Eso es lo que hoy impulsa a la fiesta, esa es la razón invisible de la alegría patriótica que explota desde nuestras raíces personales y nacionales.