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El petrolero de Ramos Arizpe
Carlos Morales Gil es la versión chilera de Jed Clampett en Ramos Arizpe, el hombre que encuentra yacimientos petroleros como el personaje de “Los Beverly Ricos”, aunque hay que decir que no de manera fortuita, sino que don Carlos es un experimentado ingeniero petrolero egresado de la UNAM y con estudios de postgrado en las universidades de Stanford y Harvard, reconocido a nivel mundial como el gambusino petrolero que más conoce respecto a los yacimientos de oro negro en México, nada más pero nada menos.
Pero ¿cómo es que este vecino de Ramos Arizpe conoce los veneros del petróleo en México y ahora es director de una compañía petrolera filial de Peñoles? Cierto es que por más de 30 años Carlos Morales fue directivo en Pemex, y los últimos diez años, del 2004 al 2014, fue director de Pemex Exploración y Producción (PEP), que es la subsidiaria más importante de Petróleos Mexicanos.
¿Qué abarca tal empresa que estuvo a cargo de nuestro paisano? Pues estamos hablando de toda la exploración, registro de reservas, la administración de más de 30 mil pozos, 300 plataformas marítimas, desarrollo de campos de producción y reservas, toda la extracción de gas y petróleo y su entrega para procesos subsecuentes.
Esa gran responsabilidad convirtió a don Carlos Morales Gil en uno de los especialistas petroleros más importantes de México, tan es así que poco tiempo después de su abrupta renuncia a Pemex, en el 2014, fue contratado por el empresario Alberto Bailleres como director de su nueva empresa PetroBal que, sin desperdicio alguno, acaba de descubrir un megayacimiento de hidrocarburos en los dominios de su concesión.
Podrán decir que todo se debe a las buenas artes gambusinas de don Carlos Morales Gil, pero no hay ningún ilícito al respecto, sólo basta recordar aquel diálogo entre reconocidos magnates mexicanos: “Yo hago secretarios de Estado”, y el otro le contesta muy ufano, “Yo los compro ya hechos”.
Y aquí tenemos que una gran trayectoria profesional no está exenta de controversia. Ya lo dijo Heidegger en aquel famoso discurso al rectorado de Friburgo: “Todo lo grande está en medio de la tempestad”.
Y al parecer hay barruntos de tempestad en el horizonte de don Carlos Morales Gil cuando la 4T obradorista está empeñada en ajustar cuentas con el espurio Felipe Calderón que insiste –muy a pesar de Margarita– en no callarse el hocico como hizo callar Martita a Vicente Fox, ambos expresidentes de la fallida “Docena PÁNica”.
Por eso el impúdico apapacho de la 4T para el soplón Emilio Lozoya Austin que, por lo mismo, ya involucró a gente cercana a Calderón y a Peña Nieto en hechos de corrupción que se ventilan sobre Pemex en los tiempos de nuestro paisano Carlos Morales Gil, el muy prestigiado petrolero de Ramos Arizpe.
Y todo apunta a que don Carlos saldrá indemne de la persecución vengativa de la 4T. Así salió limpio Rogelio Montemayor, acusado por el gobierno de Fox de acopio de recursos para la campaña presidencial de Francisco Labastida, un asunto similar al que hoy le achacan a Morales Gil para la campaña de Enrique Peña Nieto.
Basta decir que el apellido Morales es el más genuino bastión de los políticos chileros de Ramos Arizpe. Más que un adorno es una divisa incuestionable. Nos consta.