El perdón, la historia y la memoria

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El perdón, la historia y la memoria

Mañana lunes, el presidente Andrés Manuel López Obrador pedirá disculpas por la masacre de 303 chinos ocurrida el 15 de mayo de 1911 en Torreón.

Aquella madrugada, según el relato histórico –el verdadero, no los mitos ni historias falsas–, maderistas laguneros (no gente de fuera) se volcaron contra los chinos en el contexto de la toma de Torreón, empujados por un odio de raza y envidia económica. No fue Pancho Villa. Fueron los laguneros maderistas de entonces.

El historiador Carlos Castañón recuerda que por aquellos años había mucha discriminación, racismo y envidia a los chinos, principalmente porque sus comercios ofrecían productos a precios más baratos, tenían lavanderías, restaurantes y hasta un banco.

Según el historiador, frases como “los chinos roban el trabajo a los mexicanos”, “los chinos trabajan por menos que los mexicanos”, “quitan el trabajo a las mujeres en las lavanderías” eran expresiones comunes, al grado que había organizaciones y reuniones antichinas.

Para el historiador Castañón se necesita conocer realmente lo que pasó, una historia que advierta en el presente sobre el racismo y la discriminación que se hace a su vez de otros grupos en nuestros días.

Porque la realidad es que no se está lejos de vivir esas expresiones de odio en nuestros días.

Por ejemplo, expresiones como las hechas hace 110 años las vimos en el periodo de gobierno del expresidente Donald Trump en Estados Unidos –incluida su campaña– donde era frecuente el discurso de odio amparado en el supuesto de que los migrantes –principalmente mexicanos– robaban empleos. Ese discurso fue absorbido por muchos sectores y no en vano veíamos constantes episodios de ataques de norteamericanos blancos contra hispanos.

En México no se está lejos de tener expresiones similares con centroamericanos. Por ejemplo en pasadas caravanas migrantes, la xenofobia y racismo se plasmó en frases similares a las que salían del expresidente Trump y de los maderistas laguneros hace 110 años.

La realidad es que describir a grupos de personas como peligrosas o inferiores no es nuevo en la historia.

El discurso de odio y expresiones discriminatorias, entendidas como estereotipos, prejuicios, imágenes y mensajes que representan errónea y desfavorablemente a grupos desaventajados, no sólo representan un daño, sino el comienzo de una cadena de conductas y actitudes discriminatorias (CNDH, 2015).

Entendiendo esta definición, podríamos encontrar en nuestro País muchos mensajes de odio y discriminación contra muchos grupos y minorías.

AL TIRO

“Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, es una frase que se atribuye a diferentes personajes históricos. Pero esa no es la discusión, sino lo importante de la frase en nuestros días.

La realidad es que pocos conocen la matanza de chinos, y lo que se conoce normalmente es erróneo. Un ejemplo es el mismo candidato a diputado federal y alcalde de Torreón con licencia, Jorge Zermeño, quien apenas en febrero declaró “que hay distintas versiones” y cuando le preguntaron cuáles eran esas versiones, por supuesto que dijo una que es errónea y falsa.

No sólo eso, declaró que los “hechos históricos son de su tiempo”. Pues eso es también en lo que tenemos que trabajar. La historia no se queda en la historia. La historia se estudia, se aprende, se reflexiona, se comenta, se analiza.

Como dice don Antonio Lee, el presidente de la comunidad china en Torreón, la historia no se puede olvidar y mucho menos borrar. Perlita Lee Chibli, otra descendiente de chinos en Torreón, dice que si no se conoce la historia no se sabe a dónde se va.

La historia allí está. Pero es deber conocerla para aprender de ella, para no cometer los mismos errores, para advertir peligros similares.

No se trata de darle vuelta a páginas. De esconder la cabeza. De mal informar. De olvidar. Es necesario el ejercicio de memoria, de reconocimiento, pues esto facilita una mayor cohesión social, un sentido de comunidad.

“Superar el pacto del olvido, por tanto, implica asumir que el consenso social de ‘olvidar’ debe ser sustituido por ‘recuperar’”. (Daley, 2020).

La pregunta es si, más allá del evento de este lunes, realmente estamos trabajando en ello.