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El pasado 'negro' en Coahuila contra el periodismo
TEXTO: REDACCIÓN / FOTOS VANGUARDIA
Uno de los primeros ataques fue el cometido en contra del periodista Rafael Ortiz Martínez, desaparecido desde el 8 de julio de 2006 en Monclova.
Según la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF), el periodista, quién también era presentador en una estación de radio local, dedicó al menos cinco artículos al tráfico de droga en Monclova y sus alrededores. En ese entonces, Humberto Moreira Valdés, gobernador de Coahuila, dijo que el secuestro era un método utilizado frecuentemente por los narcotraficantes para intimidar a los medios de comunicación.
Tres años después, el 25 de mayo de 2009 encuentran muerto a Eliseo Barrón Hernández, un reportero policiaco del diario La Opinión Milenio, en Torreón, que tenía 11 años realizando coberturas policiacas en la región.
Durante su funeral, diversas mantas con mensajes amenazantes a otros comunicadores aparecieron frente al edificio de la empresa Televisa Laguna y otro más a un costado de una estación de radio, en Torreón.
Luego, el 11 de junio de ese año, elementos del Ejército Mexicano detuvieron en un puesto de control en Gómez Palacio, Durango a un grupo de civiles que traían armas y droga que después confesaron haber asesinado al reportero por órdenes de un capo para “darles un escarmiento a los comunicadores de La Laguna y que no se metieran con el trabajo que (los delincuentes) realizan”, reveló en sus declaraciones ministeriales Israel Sánchez Jaime, uno de los presuntos responsables del homicidio y recluido en un penal de Coahuila.
104 comunicadores han sido asesinados en los últimos años
20 periodistas han sido asesinados en Veracruz
(estado con más víctimas)
397 agresiones contra la prensa se registraron en 2015
1 reportero de esta casa editora se encuentra entre las víctimas
INICIA ‘ERA NEGRA’
El 19 de agosto de 2009 el diario El Siglo de Torreón sufrió por primera vez los ataques de la delincuencia organizada. En esa ocasión el saldo fue únicamente de algunas ventanas quebradas y daños en la fachada y no se reportaron personas lesionadas.
En ese entonces, directivos de la empresa informativa desconocieron los motivos por los que se perpetró el ataque, pues “aseguraron que en el manejo cotidiano de la información relacionada con el crimen organizado han evitado profundizar sobre identidades de las bandas que se disputan el control de territorios en la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango”, informó el diario La Jornada en esa fecha.
El 26 de julio de 2010, durante la cobertura de una protesta de reos en el Centro de Readaptación Social (Cereso) número 2 de Gómez Palacio, Durango, un grupo de civiles armados secuestró a los reporteros: Javier Canales
Fernández, de Multimedios Laguna; Héctor Gordoa, enviado especial de Televisa; Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de Televisa, y Óscar Solís, de El Vespertino.
La célula criminal que se atribuyó el secuestro condicionó la liberación de los periodistas a que Milenio Diario —perteneciente a Grupo Multimedios— difundiera tres videos acerca de la cobertura del penal.
México es el país más peligroso para ejercer la profesión de comunicador en América Latina; el pasado ‘negro’ de Coahuila aporta con creces para conservar ese liderazgo
LA AUTOCENSURA, UN ESCUDO SALVAVIDAS
La violencia contra periodistas en la primera década de este siglo no sólo trastocaba la Comarca Lagunera, sino que llegó a la capital coahuilense. El 7 de enero de 2010, Valentín Valdés Espinosa, reportero del periódico Zócalo Saltillo, fue privado de la libertad sobre el bulevar V. Carranza a la altura de la colonia República. Junto a él los maleantes se llevaron a 2 reporteros más que después fueron liberados.
El cuerpo de Valentín Espinosa fue hallado horas después frente al hotel Marbella, con cinco disparos y un mensaje amenazante en el pecho: “Esto les va a pasar a los que no entiendan. El mensaje es para todos”.
En enero de este año esa casa editora publicó que siete años después del asesinato del reportero la averiguación previa continúa abierta, aunque sin ningún avance y sin culpables.
“La carpeta de investigación que inició la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en torno a este delito continúa abierta sin ser aclarado hasta ahora, así como tampoco se ha procesado a ningún sospechoso por su asesinato?, señala en una publicación del 8 de enero pasado.
En marzo del 2011 un grupo de civiles armados secuestró a uno de los editores de VANGUARDIA para ordenarle no publicar ni una palabra de la violencia que cimbraba la ciudad. Un par de meses después, el 29 de mayo del 2011, las instalaciones del periódico fueron atacadas con una granada de fragmentación y sitiadas por hombres armados durante más de 30 minutos. Los daños en esa ocasión únicamente fueron materiales.
Mientras tanto, la madrugada del 15 de noviembre de 2011 un grupo de civiles armados ataca nuevamente las instalaciones de El Siglo de Torreón al incendiar un automóvil frente a la fachada principal y disparando con armas de grueso calibre a una oficina de ventas. Pese al ataque, no hubo víctimas.
Luego, el 25 de abril de 2013, Daniel Alejandro Martínez Bazaldúa, de 22 años y fotógrafo de Sociales de VANGUARDIA, es asesinado y su cuerpo desmembrado. Para el 21 de octubre de 2013 varios civiles armados arrojan una bomba molotov a la caseta de vigilancia de Grupo Milenio Laguna en Torreón, sin que se presenten pérdidas humanas, únicamente con saldo de daños materiales.
En aquella violencia extendida hasta marzo de 2014, otros dos editores de VANGUARDIA fueron amenazados y acudieron ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión? (FEADLE), quienes les asignaron un botón de pánico después de un año después.
Atacar a periodistas es atentar contra la democracia, intentar callar la verdad...impunidad
De los ataques a periodistas de Coahuila, ninguno ha sido esclarecido
RESULTADOS DE LAS AUTORIDADES
A cuatro años de la creación de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos en Agravio de Mujeres y Periodistas en Coahuila se han atendido seis casos de agresiones cometidas en contra de reporteros.
Según Martha Rosario Rivera Hernández, directora General de Investigaciones Especiales de la Procuraduría de Justicia (PGJE), la mayoría de los reportes ha estado relacionada con la cobertura de hechos que contienen evidencias en cámaras fotográficas, teléfonos celulares y otras herramientas periodísticas. Sin embargo, todos los reportes atendidos tanto los reporteros como la contraparte han llegado a convenios para la reparación del daño.
“Hasta ahora se han resuelto bien todos los casos; no nos han tocado casos difíciles donde haya habido agresiones graves o que se haya tratado de un ataque grave relacionado con una nota periodística”, argumentó Rivera Hernández.
De los 6 casos, en 2014 no se presentó ninguno, 2 ocurrieron el año pasado y el resto se reportó durante 2016.
Uno de ellos fue el de la periodista Gloria Ruiz García, agredida en Acuña quien a finales de marzo fue víctima de amenazas, acoso y hostigamiento por denunciar los permisos irregulares para conducir vehículos ilegales en el país.
“Sí ha cambiado mucho la percepción de las personas cuando se trata de un periodista porque ya empiezan a tener un conocimiento de la libertad de expresión. Son casos que ocurren en el momento, porque llega el periodista a realizar su trabajo y las personas involucradas reclaman que les toman fotografías, por lo que en algunos momentos ha habido empujones o buscan dañar el equipo y en ese momento sucede el altercado”, relata.
APLICAR LA AUTOCENSURA
Pese a la cifra negra de periodistas asesinados en México durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, el periodista y escritor Juan Alberto Cedillo, considera que no todos los periodistas combativos están condenados a la muerte, como ha sucedido en muchos casos.
“Todos los periodistas tenemos claro una cosa: hay límites y tenemos que mantener cierta autocensura. No puedes publicar todo lo que sabes o todo lo que se conoce. Hoy, muchas notas no únicamente las publican algunos periodistas, sino varios...
“Hay situaciones muy específicas de cada caso que hacen que estos periodistas como en el caso de Miroslava (Breach) y en el de Javier (Valdez), sean víctimas del crimen organizado y éste no anda matando a todos los periodistas que denuncian, si fuera así todos los periodistas de Proceso estaríamos muertos”, sentencia.
Cedillo, con un largo camino recorrido en el periodismo de alto riesgo en México, dice que existen circunstancias muy específicas en cada una de las muertes de los periodistas en las que “se habla de más, haces cosas, pisas ciertas situaciones que hacen que se vayan contra ti. Por lo general, hasta ciertos punto y respetando los códigos que ellos mismos imponen, puedes decir ciertas cosas y los periodistas hemos sabido que hay límites que no puedes escribir, yo no escribo todo lo que sé, pues te tienes que limitar porque tampoco se trata de escribir arriesgando la vida y convertirte en mártir”, asegura.
“Desgraciadamente en México la mayoría de los periodistas que han estado matando no estaban escribiendo cosas de alto riesgo, pues muchos casos en otros lugares como Veracruz o Baja California, la mayoría de los periodistas estaban escribiendo notas policiacas muy simplistas de asesinatos, choques u otras cosas.
“Los únicos dos periodistas que se puede decir que estaban denunciando y escribiendo con precisión el asunto del crimen organizado, son Miroslava y Javier, mientras que en cada caso hay circunstancias muy particulares sobre su muerte”, insiste el periodista.
Como nunca antes, el gremio periodístico se ha visto amenazado
en los últimos años, a nivel nacional
¿Quién sigue?
EL DIAGNÓSTICO DEL PERIODISMO EN MÉXICO Y LA CONDENA
Según el diagnóstico M.I.E.D.O. elaborado por la organización Artículo 19 en 2016 fue el año más violento para la prensa en México fue en 2015 cuando se registró en promedio una agresión cada 22 horas. En total en ese periodo se documentaron 397 agresiones, incluidos 7 asesinatos de periodistas. Esto representa un crecimiento de 21.8 por ciento respecto a 2014, cuando se contabilizaron 326 muetes.
En el último informe presentado por la organización el año pasado señala que el oficio periodístico “se ha convertido en una actividad de alto riesgo, principalmente en 2015 donde las entidades que más agresiones registraron a nivel nacional fueron Ciudad de México y Veracruz, con 67 cada una, Guerrero con 56 y Puebla con 38”, indica el diagnóstico.
Del total de agresiones en ese año 69 fueron contra medios de comunicación, mientras que entre 2014 y 2015 los ataques a empresas periodísticas aumentaron 80 por ciento.
SIN SOLIDARIDAD PARA LOS PERIODISTAS
Aunque en esta semana se realizó una protesta pacífica en las instalaciones de la Secretaría de Gobernación (Segob) en la Ciudad de México, uno de los objetivos “además de visibilizar el riesgo del oficio” era que la sociedad se uniera en una misma voz para exigir garantías a favor de los comunicadores.
Sin embargo, ha sido baja la respuesta de las audiencias hacia los reporteros y eso, según el análisis de Juan Alberto Cedillo, obedece a los compromisos económicos que adoptan los medios de comunicación:
“La sociedad no se solidariza con los periodistas, incluso ven su protagonismo con mal sentido y eso tiene que ver con el papel que juegan los medios. El hecho de que la sociedad no tenga una solidaridad y una manifestación tan expresa ante tantos crímenes de periodistas es producto del mal manejo de medios que se hace por parte de las empresas.
“Desgraciadamente estamos pagando los periodistas los compromisos mediáticos y que la sociedad los ve mal, por lo tanto a la hora en que los reporteros son agredidos, la solidaridad de la sociedad no se está manifestando”, concluye.