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El Parián: el antepasado de los mercados locales
La palabra “parián” proviene del tagalo, lengua hablada en las islas Filipinas, significa mercado. En diversas ciudades de México se construyeron durante los siglos XVII y XIX, varios establecimientos de este tipo, en ellos se comercializaban productos llegados del lejano oriente a bordo de la nao de China o llamado también galeón de Manila.
Muchos minoristas formales e informales, ofrecían sus productos en plena calle, ya que no existía un lugar adecuado para la venta de verduras, frutas, semillas, carne y otros tantos productos de consumo. La obstrucción del tránsito de peatones y gente de a caballo era motivo recurrente de una cantidad de quejas por parte de los habitantes de Saltillo.
Desde el año de 1834 un buen número de comerciantes con sus respectivos cajones fueron organizados y puestos en la antigua Plazuela de las Cruces, localizada en la parte sur del templo de San Esteban, en el cuadro de las esquinas de las calles antes llamadas del Curato, Tacuba, Landín y Huizache, hoy calles Victoria, Allende, Juárez y Morelos. Los intentos de la autoridad municipal por organizar a la mayoría de los vendedores dieron como resultado el nacimiento del primer local para el mercado de la ciudad.
En 1849 inició la construcción de un edificio para el tan esperado mercado, justo sobre la antigua plazuela donde se ubicó a los comerciantes años atrás. El nombre de Las Cruces se debe a que, en ese lugar existió un panteón del antiguo pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala.
El edificio se erigió sobre un polígono irregular, dando un conjunto de cinco a seis arcos, adornados con columnas por cada lado. Por la falta de recursos, la construcción quedó sin techo, esto no impidió que se llevara a cabo una amplia actividad comercial por más de cincuenta años en dicho lugar.
En el mes de septiembre de 1877, el Ayuntamiento de Saltillo celebró un contrato con señor Esteban García para que le pusiera techo a El Parián, en junio del año siguiente, los miembros del Cabildo promovieron un juicio contra el propio Esteban García, para que devolviera la madera que se le entregó ya que incumplió el convenio y no le puso el ansiado techo.
El inmueble destinado para albergar a comerciantes nunca terminó con las querellas de los vecinos, el espacio pronto se vio rebasado por los muchos negociantes, marchantes y gente que iban a hacer sus compras dentro y fuera del lugar.
Por la década de los años setenta del siglo XIX, existió otro mercado denominado La Marqueta, este se encontraba en la antigua Plaza del Carmen, situada en las viejas calles de la Purísima y Santiago, hoy estas vías llevan los nombres de Aldama y General Cepeda respectivamente. La Marqueta rivalizó durante años con El Parián por la atracción de clientes.
El Parián cerró sus puertas en 1899, en realidad nunca las tuvo. El Gobierno del Estado otorgó en venta el terreno del antiguo mercado a los consejeros del Banco de Coahuila. El Parián fue desocupado y el conjunto de viejos arcos demolido, en su lugar se construyó uno de los edificios más bellos de la ciudad, el Hotel y Banco de Coahuila, inmueble ya desaparecido, esta es otra triste historia que ya platicaremos en otra ocasión.