El Papa visita Irak

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El Papa visita Irak

El Papa Francisco, como sabemos, decidió visitar Irak. ¿Qué movió al pontífice a realizar tan riesgosa visita en tiempos de guerra y de pandemia?

Irak cuenta con una población de 38 millones de habitantes pertenecientes a 12 etnias culturalmente musulmanas y a otras tres de tradición cristiana. El 99% de los iraquíes practican la religión fundada por Mahoma.

El corazón del territorio iraquí forma parte de “la cuna de la civilización occidental”, judeo cristiana: Mesopotamia, la súper famosa “media luna fértil” enclavada entre los ríos Tigris y Éufrates. Antes de independizarse formalmente, formó parte del Imperio Otomano. En 2003, Estados Unidos intervino con todo su poderío militar y derrocó a Sadam Hussein. Desde entonces se debate en un conflicto bélico que parece no tener fin.

No es necesario ser un estratega demasiado perspicaz para entender las razones: petróleo. Irak ocupa el tercer lugar en reservas probadas del estratégico hidrocarburo que todavía mueve al mundo, después de Venezuela y de Arabia Saudí. Aunque la causa del petróleo no elimina el riesgo que un dictador, como lo era Hussein, representaba para el mundo occidental. En el análisis final Estados Unidos erró al sembrar el desequilibrio en la región, por lo cual Irán se benefició y se fortaleció, para dolor de cabeza de los estadounidenses.

Justificaciones para no viajar a Irak había un montón, desde los relacionados con su seguridad personal, hasta los propios de la pandemia. No faltaron voces dentro de la propia Iglesia que le hicieron ver el riesgo que entrañaba emprender esa misión en un país atravesado por un estado permanente de anarquía.

Mirando los toros desde la barrera, observo que la mayor parte de los viajes de Francisco no tienen como destino los grandes focos de Catolicismo o Cristianismo en el mundo, donde multitudes lo esperan y aclaman con un éxito prácticamente asegurado. Por el contrario, en sus jornadas por el mundo encontramos destinos como Tailandia, Arabia Saudita, Japón, Corea del Sur y ahora Irak.

Detecto que esos destinos cumplen, al menos, con tres características. 1.- Son lugares donde los cristianos, católicos o de otras denominaciones, son minoría. En sitios como Irak, esa minoría se encuentra al borde de la extinción. 2.- En algunos de estos puntos, aunque no en todos, es seria la persecución a los cristianos. Predomina la intolerancia religiosa, numerosos cristianos terminan pagando con su vida por profesar una fe diferente de la que practica la mayoría hegemónica. 3.- En esos destinos, independientemente de las cuestiones de naturaleza religiosas, el Papa se convierte en valioso puente de interlocución para los grupos en conflicto.

Vienen a cuento las siguientes palabras que Francisco pronunció en Irak: “La paz no exige vencedores ni vencidos, sino hermanos y hermanas que, a pesar de las heridas del pasado, se encaminan del conflicto a la unidad” “Sólo si logramos mirarnos entre nosotros, con nuestras diferencias, como miembros de la misma familia humana, podremos comenzar un proceso efectivo de reconstrucción y dejar a las generaciones futuras un mundo mejor, más justo y más humano.” “Vengo como penitente que pide perdón al Cielo y a los hermanos por tantas destrucciones y crueldad, como peregrino de paz en nombre de Cristo, Príncipe de la Paz
” Éstos y otros tweets pueden encontrarse en la cuenta oficial del Papa Francisco en Twitter: @Pontifex_es o en #ViajeApostólico #Irak
De gran significado histórico fue el encuentro con el Gran Ayatola Ali al-Sistani, la figura política y religiosa más importante de Irak. El encuentro demostró el gran poder que tienen la palabra y el encuentro personal. Todos, no sólo las grandes figuras, necesitamos la oportunidad de escucharnos unos a otros con apertura, respeto y buena voluntad.

El encuentro y el diálogo serán siempre medicamento eficaz para los conflictos sean personales o entre naciones, especialmente para aquellos que llevan mucho tiempo sin resolverse, que se enconan, enredan y agudizan, en los que el odio se instala y las partes en conflicto reciclan rencor, desgaste y cansancio. Una oportunidad de diálogo es fundamental, necesaria y digna para ambas partes. De manera muy especial, cuando las mieles del triunfo se ven cada vez más lejanas y la hiel de la derrota se mira cerca.

Jesús Ramírez Rangel
REGRESANDO A LAS FUENTES