El origen del Coronavirus, ¿un animal o un laboratorio?, expertos mantienen debate e investigaciones

De acuerdo a un nuevo análisis, expertos sostienen que es más probable que provenga de los animales a que sea un accidente
Investigaciones. A finales de este verano, expertos presentarán un estudio sobre lo que se ha podido indagar sobre el origen de esta enfermedad que se volvió pandemia.

 

CARL ZIMMER Y JAMES GORMAN

Esta semana, como parte de la última andanada del debate sobre los orígenes del coronavirus, un grupo de científicos presentó un análisis de hallazgos científicos que, según afirman, demuestra que un contagio natural de animales a humanos es una causa mucho más probable de la pandemia que un accidente de laboratorio.

Entre otras cosas, los científicos señalan un informe reciente que muestra que en los mercados de Wuhan, China, se vendieron animales vivos susceptibles de contraer el virus, como civetas de las palmeras y perros mapache, en los dos años anteriores al inicio de la pandemia. Observaron la sorprendente similitud de la aparición del COVID-19 con otras enfermedades virales que surgieron por contagio natural y señalaron una variedad de virus recién descubiertos en animales que están muy relacionados con el que causó la nueva pandemia.

El intercambio de opiniones entre los científicos se produce en un momento en el que las agencias de inteligencia trabajan con el fin del verano como fecha límite para presentarle al presidente Joe Biden una evaluación del origen de la pandemia. Actualmente, hay una división entre los funcionarios de inteligencia en cuanto a qué escenario del origen viral es más probable.

El nuevo documento, que se publicó en Internet el miércoles, pero aún no se ha publicado en una revista científica, fue redactado por un equipo de 21 expertos en virus. Cuatro de ellos también colaboraron en un artículo publicado en 2020 en Nature Medicine que descartaba en gran medida la posibilidad de que el virus se hubiera convertido en un patógeno humano a través de la manipulación en un laboratorio.

En el nuevo documento, los científicos aportan más pruebas para sustentar que el virus se propagó a partir de un huésped animal fuera de un laboratorio. Joel Wertheim, experto en virus de la Universidad de California en San Diego y coautor del trabajo, dijo que un punto importante en apoyo del origen natural es la “asombrosa similitud” entre el COVID-19 y las pandemias de síndrome respiratorio agudo grave. Comentó que ambos virus surgieron en China a finales de otoño y los primeros casos conocidos aparecieron cerca de mercados de animales en las ciudades de Wuhan, en el caso del COVID-19, y de Shenzen, en el del SRAG.

Según el nuevo documento, en la epidemia de SRAG, los científicos finalmente encontraron el origen en virus que infectaron a murciélagos lejos de Shenzen.

Basándose en la distribución de virus similares al nuevo coronavirus en toda Asia, Wertheim y sus colegas predicen que el origen del SARS-CoV-2 también se encontrará lejos de Wuhan.

Desde que apareció por primera vez en los últimos meses de 2019, el culpable viral de esta pandemia todavía no se ha encontrado de forma natural en animales.

En mayo, otro equipo de 18 científicos publicó una carta en la que se argumentaba que había que tomar en serio la posibilidad de una fuga de laboratorio porque había muy pocas pruebas que indicaran un origen natural del coronavirus o una fuga de un laboratorio. En Wuhan, donde se documentó por primera vez la pandemia, se encuentra el Instituto de Virología de Wuhan, donde los investigadores han estudiado los coronavirus de los murciélagos durante años.

Uno de los firmantes de la carta de mayo de 2021, Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, es también uno de los coautores del nuevo documento que defiende la hipótesis de un contagio natural.

Worobey mencionó que su cambio de opinión se debe a que ha surgido más información. Entre otras razones de su cambio de opinión, están las crecientes pruebas que apuntan al mercado de animales de Huanan en Wuhan. Cuando surgió la pandemia en esa ciudad, las autoridades chinas analizaron cientos de muestras de animales vendidos en el mercado y no encontraron el coronavirus en ninguna de ellas.

No hubo casos tempranos que se agruparan cerca del Instituto de Virología de Wuhan, que ha sido el foco de la mayoría de las especulaciones sobre una posible fuga de laboratorio”.
Michael Worobey, de la Universidad de Arizona.

 

Sin embargo, el mes pasado un equipo de investigadores presentó un inventario de 47 mil 381 animales de 38 especies vendidos en los mercados de Wuhan entre mayo de 2017 y noviembre de 2019. El inventario incluye especies como civetas y perros mapaches que pueden actuar como huéspedes intermediarios de los coronavirus.

Worobey afirmó que ese estudio es “un documento que cambia las reglas del juego”.

También destacó el momento en que se produjeron los primeros casos de COVID en Wuhan. “El mercado de Huanan está justo en el epicentro del brote y los casos posteriores se extienden en el espacio desde allí”, dijo Worobey en un correo electrónico.

“No hubo casos tempranos que se agruparan cerca del Instituto de Virología de Wuhan, que ha sido el foco de la mayoría de las especulaciones sobre una posible fuga de laboratorio”, dijo.

No obstante, otros científicos dicen que tales argumentos son especulativos y que el nuevo análisis es en gran medida un refrito de lo que ya se sabía.

“En esencia, se reduce al argumento de que, como casi todas las pandemias anteriores fueron de origen natural, esta también debe serlo”, manifestó David Relman, microbiólogo de la Universidad de Stanford que organizó la redacción de la carta de mayo a Science.

En esencia, se reduce al argumento de que, como casi todas las pandemias anteriores fueron de origen natural, esta también debe serlo”.
David Relman, microbiólogo de la Universidad de Stanford.

 

Expresó que no se opone a la hipótesis del origen natural como posible explicación del origen de la pandemia. Pero Relman cree que el nuevo documento presentó “una muestra selectiva de hallazgos para sustentar la opinión de un bando”.

Worobey y sus colegas también presentaron pruebas en su nuevo documento contra la idea de que una supuesta investigación de ganancia de función, que altera de manera intencional el funcionamiento de un virus, podría haber tenido algo que ver con la pandemia. Los investigadores sostienen que el genoma del coronavirus no muestra signos convincentes de haber sido manipulado. Además, la diversidad de coronavirus que los científicos han descubierto en los murciélagos asiáticos podría haber servido de fuente evolutiva para el COVID-19.

Sin embargo, Richard Ebright, biólogo molecular de la Universidad Rutgers y persistente crítico de los intentos de minimizar la probabilidad de una filtración de laboratorio, dijo que este era un argumento inventado.

Ebright mencionó que es posible que un trabajador del Instituto de Virología de Wuhan haya contraído el coronavirus en una expedición de campo para estudiar murciélagos o mientras procesaba un virus en el laboratorio. Insistió en que el nuevo documento no aborda estas posibilidades.

“Este análisis no abona al debate”, concluyó Ebright. c.2021 The New York Times Company