El origen

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El origen

Durante la antigüedad, los griegos creían que primero se produjo el vacío y el caos. De eso surgió la diosa Gaia que era la Tierra. Gaia dio a luz a Urano, que era el Cielo. Después Gaia creó las colinas, montañas, valles y mares, plantas, animales y las estrellas. Gaia se casó con su hijo Urano para crear a los primeros dioses, los Titanes, que vivían en el monte Olimpo. Algunos de los dioses más conocidos son Oceanus, el tuerto Cíclope, la diosa de la Tierra Rea y el terrible Cronos.

La mitología babilónica creía que la tierra y el cielo estuvieron unidos y atribuyen a su Dios principal Marduk, su separación. Para los egipcios fue Ra, el dios del sol, del cielo, el creador del universo. Los mayas creían, y fue asentado en el libro “Popol Vuh”, que al principio y cubierta solo de agua, la Tierra fue creada por las deidades Tepey y Gucumatz quienes también, a partir del barro, forjaron a la primera pareja humana.

La iglesia cristiana cree en la versión contada en el libro del “Génesis” que cuenta el origen y creación del universo con Dios separando la luz de la oscuridad y creando a Adán del barro y a Eva de una costilla de Adán, los primeros humanos. Un pequeño inconveniente en esto es la aparición en algunos relatos de Lilith, mujer quien, de acuerdo con otras fuentes, fue la primera esposa de Adán, pero de eso hablaremos después.

Pero ahora, y aprovechando los últimos descubrimientos de la física cuántica, la bioquímica, la biología evolutiva y otros campos, el escritor de ciencia Jim Baggott ha compilado un Génesis científico. Se trata de una tarea ambiciosa para hacer la crónica de todo, desde el Big Bang hasta la evolución de la conciencia humana. Baggott nos ofrece una historia maravillosamente detallada, una obra literaria que lleva por nombre 

“Orígenes”, una explicación contada en orden cronológico que explica el origen del espacio, el tiempo y la energía: el universo. Luego en varios de sus capítulos sobre el origen de la masa, la luz, las estrellas y galaxias, la complejidad química, el origen del sol y los planetas, el origen de una Tierra habitable, de la vida, los orígenes de células complejas y organismos multicelulares, el origen de las especies y el origen de la humanidad. 

Sus primeros seis capítulos están llenos de la cosmología, desde los albores del universo, hace unos 13 mil 800 millones años, hasta el nacimiento de nuestro sistema solar. El momento del “hágase la luz” llevó un estimado de 380 mil años después del Big Bang. Fue entonces cuando la niebla que bloqueaba la luz de las partículas subatómicas cargadas, generadas en los primeros momentos del universo, finalmente, se enfriaron lo suficiente para que el hidrógeno neutro y los átomos de helio hicieran al universo transparente gracias a los fotones atrapados en el limbo: La luz.

En capítulos posteriores detalla la evolución de la Tierra, desde el desarrollo de las células primitivas hace 3 mil 800 millones de años hasta la aparición posterior de organismos multicelulares que, cientos de millones de años después, produjeron criaturas lo suficientemente inteligentes para reflexionar sobre su propia existencia y buscar respuestas sobre el mundo que les rodea.

El último capítulo, Cogito Ergo Sum, la famosa frase de Descartes, trata sobre el origen de la conciencia. Este último capítulo, aborda cuestiones filosóficas. Cada capítulo está destinado a dar la mejor explicación científica de algún origen, desde el propio universo hasta la conciencia en una especie animal, el Homo Sapiens. 

Se trata de una publicación impresionante con una comprensión impresionante de la ciencia que se refleja en explicaciones detalladas.

El autor no es un filósofo, pero parece lo suficientemente bien informado sobre la filosofía detrás de la ciencia para discutirla en el contexto científico. La historia que cuenta este libro está respaldada de manera impresionante, convincente, bien escrita y satisfactoria en donde Baggott establece zonas en las que los científicos aún no han llegado con respuestas sólidas, incluyendo lo sucedido en la billonésima de segundo después del Big Bang. Se trata de un esfuerzo que utiliza toda la información científica surgida en los últimos siglos, una historia convincente acerca del origen de la creación.