El ombligo, la ignorancia, la nada
Usted está aquí
El ombligo, la ignorancia, la nada
No pocas veces le he conminado a usted a ver más allá de lo que nuestros ojos alcanzan. No somos el ombligo del mundo y en un segundo, aquello que creíamos lejano y ausente de nuestro alfabeto, nos alcanza y no sabemos cómo lidiar con ello. Atentos lectores me comentan, por ejemplo, de la bola de nieve en que se convirtió lo de Donald Trump y sus declaraciones incendiarias. En su momento, fui de los pocos en que lo abordé puntillosamente y me lo tomé tan serio que sin denostarlo ni burlarme de él (burlarse era lo más fútil que uno podía hacer, amén de que el millonario, como dicen los jóvenes, “ni en cuenta), hablé de su posible posicionamiento de golpe y porrazo en el ánimo del electorado republicano de EU. Así fue.
Contemplar la borra o sebo de nuestro ombligo nos va a conducir a la ignorancia, como siempre. Hay dos casos que hoy voy a afrontar (dejo para otra espacio el terror del Estado Islámico y el éxodo no de ciudadanos, sino de pueblos enteros): la condena electoral al expopular ex Presidente de Brasil, Inazio Lula da Silva y la condena por temor político, al principal disidente de Venezuela, Leopoldo López, quien resiste el embate del aparato de justicia del dictador Nicolás Maduro. La otrora maravilla y bonanza de todo un país como Brasil, hoy está catalogada como nivel “bono basura” por la calificadora Standar & Poor’s. los brasileños salen una y otra vez a la calle a protestar por la tremenda corrupción en Petrobras y señalan a dos culpables: Lula da Silva y la actual presidenta Dilma Rousseff.
Grandes monigotes inflables son ahora los motivos de humor y escarnio, pero este humor lleva ya a la violencia y el pueblo pide castigo a la corrupción de todo un país que estando en los cuernos de la luna, ha caído al más estrepitoso fracaso. Brasil, como América Latina toda, está polarizado. Cuando salen estos monigotes a pasear, turbas de seguidores y defensores del expresidente y de la actual funcionaria, van y se enfrentan contra los disidentes y tratan de pinchar los globos. Ya lo han conseguido. Sólo para que en la siguiente marcha vuelvan a aparecer. El monigote de Lula por ejemplo, es con “traje” de presidiario y un número asignado.
Continuando con aquellos rumbos del Cono Sur, la supuesta “justicia” venezolana se cebó en el principal representante de la oposición, Leopoldo López, el cual ha sido condenado a 13 años de cárcel, un año más incluso, de los 12 que pedía el Fiscal acusador. El prestigiado escritor y periodista ibérico Jorge M. Reverte lo ha definido a la perfección: “(la condena) es la sentencia más injusta que se ha dado en América en muchos años”.
Esquina-bajan
Ahítos de problemas graves, los mexicanos no vemos por dónde salir y claro, menos nos vamos a preocupar por los problemas externos. Pero, cuidado, así empiezan las debacles. Sin apoyar al vecino, sin levantar la voz en el concierto universal de las naciones conduce a la indolencia. Y lo anterior, usted lo sabe lector, rebaja a un más la poca autoridad política y moral con la cual nos gobiernan nuestras autoridades. Lejos estamos ya de aquel protocolo: “México es el hermano mayor de Latinoamérica”, En futbol era “el gigante de Concacaf.” Pues bien, ni lo uno ni lo otro.
Habitamos una confortable seguridad, un área de confort que creemos eterna, invulnerable. No es así. La vida eterna dura apenas un soplido. La seguridad de nuestra casita, nuestro cochecito, nuestros hijitos y nuestra mujercita, se evapora apenas con un vientecillo de cambio. El barril de petróleo anda por los 40 dólares. Estamos en la miseria. Si Donald Trump gana la candidatura de su partido, el Republicano, no veo por qué no alcance la Presidencia de EU y, entonces sí, agárrese lector. Cambiaría de un día a otro todo nuestro panorama. Trump lo sabe. Y lo sabe y lo ve como peligro Mario Vargas Llosa, lo toma en serio.
Somos frágiles. Si no protestamos por la cárcel dictada a un líder democrático, como el venezolano Leopoldo López, nadie protestará cuando aquí se atrevan a dictar sentencia mercantil en contra del abogado Eduardo Pacheco, líder social y humano, por sus críticas en contra del stablishment. Solidaridad, confianza, apoyo mutuo, esto necesitamos.
Por algo el evangelista Juan, lo dijo así: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, (13:33). Venceremos, sí, si estamos juntos, lector.
Letras minúsculas
Mucho por hacer. Lo primero, enterarnos y analizar todo eso que pasa en nuestro mundo; un mundo a un click de distancia. Para bien y para mal.