El objetivo de la vida

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El objetivo de la vida

La intensa vida del personaje del libro: “Forjando Voluntades”, de O. S. Marden, se convirtió en leyenda, en una época de la humanidad en la que el dinero y las grandes guerras dominaron el escenario.

Escasos son los filósofos gringos, y Marden pertenece a esa especie (más escasos los mexicanos, dicho esto con tristeza) cuya aportación impactó a varias generaciones no solamente de ciudadanos, sino de maestros, empresarios y políticos.

Sus libros, después catalogados como de superación humana, clasificación con la que difiero, fueron utilizados a manera de guía de conducta de negocios y relaciones durante décadas.

Entre ellos encontramos: “La Alegría de Vivir”, “Vida Optimista”, “Abrirse Paso”, “El Poder de Creer”, “Siempre Adelante”, “Forjando Voluntades”, “Querer es Poder”, “El Camino de la Prosperidad” y “Los Ideales de la Dicha”.

Claro, conciso, sin detenimiento en los conceptos, sin complicaciones, la filosofía de Marden nos lleva a disfrutar de la vida como única oportunidad y propósito.

Llama la atención su proclividad a los temas cotidianos, sin embargo, al tratar los más profundos su enseñanza es manifiesta, como el tema de la fe.

Refiere Marden: “La fe es optimista porque descubre el camino, la duda es pesimista porque no ve dónde afirmar el paso y teme afrontar lo incierto. El mundo acaba por admirar al que a todo renuncia o todo lo pierde, menos la fe en la realización de su ideal. Es la fe como un sentido del alma, como una espiritual previsión que penetra mucho más allá de la mirada física y descubre lo que hay al otro lado de los obstáculos”.

Marden nació en New Hampshire, EU, en 1848, huérfano a edad temprana, vivió con varias familias su etapa de infancia y adolescencia. Enfocado en un proyecto de vida que tal vez encontró en el libro de Smiles: “Ayúdate a ti Mismo”, fue empleado de diversas empresas y mediante ahorros y riesgos logró fundar varios hoteles en ese país, convirtiéndose en un exitoso hombre de negocios y a su vez en filósofo.

Su influencia fue de tal magnitud que, por ejemplo, los presidentes William McKinley y Teddy Roosevelt y los empresarios Henry Ford, J.P. Morgan, Harvey Firestone y Edison citan el libro “Abrirse Paso” como fuente de inspiración.

El esquema de Marden se fundamenta en los valores como plataforma de la vida, la política y los negocios.

Un ejemplo, en el pasaje de “Abrirse Paso”: “Sobre la puerta de cada profesión, cada ocupación, cada vocación, el mundo tiene un anuncio permanente: ‘Se busca: un hombre’. Se busca, un hombre que no pierda su individualidad en una multitud, un hombre que tenga el coraje de sus convicciones, que no tenga miedo de decir ‘No’, aunque todo el mundo diga ‘Sí’. Se busca, un hombre que es más grande que su vocación, que considera que es una estimación baja de su ocupación para valorarlo simplemente como un medio de ganarse la vida. Se busca, un hombre que ve el autodesarrollo, la educación y la cultura, la disciplina y el ejercicio, el carácter y la virilidad, en su ocupación... Se busca, un hombre valiente que no sea cobarde en ninguna parte de su naturaleza”.

Ajeno en este momento el concepto de una verdad universal, los tiempos son los de las cosas relativas, al acomodo personal, a la confusión de los valores con actitudes y no como características.

Las guías escasean y se nos da por hacer caso de lo que el hermano Twitter o el padrino Facebook dictan como verdad universal o lo que la intrincada web nos proporciona como conocimiento.

Prefiero el “aburrido” libro de papel y pastas gruesas de Marden, cuyo manantial de consejas van mostrando los caminos de la realización humana, en el concepto de un proyecto trazado por la divinidad en cuyo objetivo fue nuestra creación para ser felices. Así sea.