El ‘NO’ al acuerdo de paz en Colombia

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El ‘NO’ al acuerdo de paz en Colombia

Desde que se dio a conocer que había ganado la opción del NO en el plebiscito para aprobar el acuerdo de paz que el Gobierno de Colombia había firmado con la FARC, -lo cual impide la puesta en marcha del mismo, al menos de manera temporal y obliga a las partes a renegociar-, se han escrito centenares de artículos sobre el hecho.

A pesar de que hay buenas excepciones, muchos de los artículos abordan la cuestión de manera superficial. Los defensores del SI equiparan el hecho a una tragedia, como si el resultado condenara a Colombia a seguir sufriendo los estragos de la guerra interna, mientras que los que defienden el NO señalan en un tono triunfalista que el Gobierno no fue capaz de llevar a buen puerto su propuesta porque cedió en todo al grupo guerrillero de las FARC.

Sin embargo, ambos bloques de artículos exageran de manera importante la realidad. Tenemos que partir de escenarios más francos en donde se reconoce que ambas posiciones eran válidas, es decir, puedes no compartir el voto del otro, pero si entender las razones por las cuales lo emitió en dicho sentido.

Debemos iniciar aceptando que negociar un acuerdo como el de Colombia no es nada sencillo. Las dos partes deben de enfrentar de entrada una serie de intereses que ellos mismos alimentaron por años. Por ejemplo, los comandantes de las FARC tienen que lidiar con los radicales en sus filas, los que se dedican al narcotráfico, a los que les apasiona matar. Dicho de otra forma, firmar el acuerdo impactará los intereses económicos e ideológicos de muchos militantes de las FARC.

Por tal motivo el Gobierno de Colombia tuvo que ceder en casi todo. La única manera de sacar a los guerrilleros de la selva fue ofreciéndoles impunidad por sus crímenes, la posibilidad de participar en política y un programa de incorporación de los miembros de las FARC al sector productivo a costa del erario público. 

Pero al ceder, el propio Gobierno minó su oportunidad de convencer a la mayoría de los votantes. De hecho, había un número importante de personas que votaron por el SI, que estaban en desacuerdo con lo que se les ofreció a las FARC. Por ejemplo, según cifras del periódico el Espectador, el 71% de los colombianos está en desacuerdo con la participación política de las FARC.

Dicho de otra manera, de lo que se trata es de encontrar un equilibrio que permita implementar un acuerdo de paz. Siempre habrá una parte descontenta, pero lo que es claro es que la mayoría de los colombianos aspira a un país sin guerra.

La buena noticia es que la pequeña diferencia que obtuvo el NO, así como los costos que ya ha tenido que asumir la dirigencia de las FARC al interior de la propia guerrilla, facilitan el proceso de negociación. Porque bastará con convencer a las FARC de que ceda en una de sus tres pretensiones, para que se logren los adeptos que hacen falta para lograr la mayoría.

victorsanval@gmail.com