El No. 1 de México.

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El No. 1 de México.

Este viernes habrá de emerger del estadio Gaspar Mass de la UANL el equipo Campeón Nacional del futbol americano estudiantil en México en su categoría Mayor, cuando se enfrenten los Tigres de la UANL y los Aztecas de la Universidad de las Américas en Puebla.

Atrás han quedado los tazones, los playoffs tanto de la Onefa como la Conadeip, ahora es el tiempo de campeonato nacional.

Los dos equipos vienen de obtener sus triunfos ante las otras dos grandes instituciones del país como es la UNAM y el ITESM. Y los dos equipos ya se enfrentaron durante la temporada al inicio de ésta, encuentro en el que por cierto los Cholultecas salieron con el triunfo a cuestas precisamente en su campo que ha demostrado ser una frontera infranqueable.

Los Tigres cuentan con la ventaja de jugar en casa, su estadio es pequeño y arropa bien a sus felinos. Los Poblanos por su parte, han jugado esta temporada un buen nivel al grado de llegar invictos. Los Tigres han venido de menos a más, de aquel equipo timorato del último cuarto contra los Lobos en Saltillo o en total desatino en los últimos segundos frente a los Borregos, producto de un gran nerviosismo, hoy sin duda son otro conjunto con mayor aplomo y decisión.

Otro aspecto positivo de la realización de este juego es que la figura de campeón nacional vuelve a recobrar prestigio, singularidad y dignidad. Campeones dignos, subcampeones también y competidores las demás escuadras que deberán de superarse o tener como mira llegar al campeonato nacional, aspirar a ser de los mejores del país. Como era antes y como nunca debió de cambiar pues la campeonitis fue un fenómeno que solo creó falsas expectativas y desilusión entre los que verdaderamente se desvivían por competir con lo mejor del país.

Me quedo con una frase de Marcos Ferluzi quien en los pasados Cascos de Oro señaló que el verdadero juego de la vida comienza cuando el jugador de futbol americano termina su elegibilidad y hay que construir una familia y un futuro y que lo más importante que aprendió de sus entrenadores de los años noventa sin importar si ganó un campeonato o no fue haber tenido la oportunidad de enfrentar a los mejores equipos de México. ¡Esa es la actitud! Y eso fue lo que a muchos muchachos les quitaron los de pantalón largo por varios lustros. Por el bien del futbol no deben de volver esos tiempos y que el viernes nuevamente emerja orgulloso y digno un auténtico campeón nacional.