El nervio de la guerra y ungüento de la paz

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El nervio de la guerra y ungüento de la paz

Teniendo en mente la milenaria frase de que el nervio de la guerra es el dinero, comparto la respuesta que doy a quienes me preguntan ¿qué opción tenemos ante el gobierno fallido de la 4T?, por calificarlo bondadosamente y no usar los epítetos que están en el ánimo de millones de mexicanos.

Les platico: Creo que llenar los espacios virtuales de memes y críticas hacia el gobierno federal, no nos lleva a ningún lado. Quizá sirvan de desahogo, pero así no se ganan las batallas.

La respuesta a quienes me preguntan ¿qué opciones tenemos? se inspira precisamente en el hecho de que el nervio de la guerra es el dinero.

Y si pusiéramos esto en blanco y negro, ¿qué tal si a nivel nacional apoyamos a los 25,000 comerciantes de Tamaulipas, Durango y Acapulco, en su iniciativa de no pagar impuestos?

Y ¿qué tal si respaldamos a los gobernadores de Coahuila, Chihuahua, Jalisco, Tamaulipas y Nuevo León que van por el mismo rumbo?

Hasta ahora, tal idea no ha pasado de eso, porque otras organizaciones políticas, cívicas, ciudadanas, sociales y empresariales como que se voltean para otro lado.

La protesta contra el régimen crece en México. Se lo merece, pues es aberrante que en plena emergencia sanitaria, con miles de negocios y fábricas cerrados y millones batallando para llevar comida a sus casas, el gobierno de MALO arrogantemente anuncie que todos debemos pagar impuestos.

Y no solo eso, pues un día después de que se venció el plazo para presentar la declaración anual 2020 de las personas morales, las hordas de Atila-SAT comenzaron a visitar -sí, en plena emergencia sanitaria- a miles de negocios para requerirles el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

Por un lado nos piden que permanezcamos en casa y por el otro, sueltan a sus perros de presa para acosar a los contribuyentes para que paguemos impuestos.

Ahora resulta que la labor fiscalizadora del SAT es una actividad esencial que le permite “abrir” en plena epidemia.

A principios del año, en una de sus mañaneras MALO habló de un golpe de Estado que solo en sus alucinaciones existía. Nadie había mencionado tal cosa. El lo inventó para distraernos, como lo hace a menudo con temas ridículos.

En una democracia como la nuestra, deponer al tirano no depende de las armas, sino de que todos los mexicanos inconformes, haciéndonos uno, le cerremos al gobierno la válvula por donde obtiene el dinero para sus aberrantes proyectos como Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya; para sus dádivas destinadas a sus programas clientelares que son una descarada maniobra que busca comprar votos que lo sostengan en el poder en el 2021 y si le alcanza el tiempo, también en 2024.

Veo muy improbable quitarlo del poder mediante la consulta popular que quiere adelantar para el año próximo.

Si la mentada consulta resulta tan manoseada y prostituida como la que tumbó a la cervecera de Mexicali, ya valió madres.

Más lejano aún veo romper con el pacto federal que algunos Estados alegan por la inequidad fiscal que nos receta la 4T. De hecho, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua y Jalisco parecen haberse quedado solos en este intento.

Y considero totalmente imposible la separación de los Estados del norte, del resto de México. A quienes alientan esa quimera baste decirles que nuestro País no es la tierra de los separatistas vascos o catalanes.

¿Qué nos queda? Presionar al gobierno por el lado del nervio del dinero. Esto es, NO pagar impuestos y atenernos a las consecuencias.

Estoy seguro de que no habría lugar en las cárceles para meter a millones de mexicanos inconformes y decididos a romperle al gobierno la… línea de flotación y secarlo de recursos para evitar que siga haciendo de las suyas.

¿Por qué aludo a un término de guerra en estos tiempos? Porque México tiene hoy estadísticas de países en guerra: 8,000 crímenes en lo que va del 2020 y una economía estancada en ceros que va que vuela hacia una depresión similar a la mundial de los años 20.

De hecho la resistencia civil está desatada en las redes sociales y no la paran ni los ejércitos de bots pagados con nuestros impuestos, que son orquestados por las agencias encargadas del tema al servicio del régimen.

Aunque el presidente y sus asesores se desgañiten en sus mañaneras y en las conferencias sabatinas de medio día o en las nocturnas de casi toda la semana, diciendo que en su gobierno está prohibido prohibir y que la libertad de expresión no corre ningún peligro, el acoso, el hostigamiento y la presión por parte de quienes se dicen simples simpatizantes de MALO, aumentan cada vez en su agresividad contra quienes criticamos al gobierno.

El Palacio Nacional y sus acólitos de la 4T siguen culpando al pasado, de todos los males del presente y de los que nos vengan en el futuro. De nada se hacen responsables. Todo es responsabilidad de los gobernantes anteriores.

Seguimos esperando que meta al bote a Salinas de Gortari, a Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto y al montón de “empresarios” oligarcas que se hicieron ricos a costillas del erario. 

¿Dónde está su promesa de que atacaría a la corrupción de raíz y de arriba para abajo?

Señor presidente, esos tipos son la raíz de los problemas que usted heredó y ya es hora de que de las amenazas y los ataques, pase a los hechos.

Ningún mexicano en su sano juicio lo va a criticar si lo hace. Es más, hasta puede que su popularidad aumente.

Entonces, apretémosle al gobierno por el lado del nervio del dinero, porque ellos lo están usando a la vez como ungüento para construir su paz, pero la que les conviene. ¿Quién se apunta?

CAJÓN DE SASTRE

“En serio, ¿quién le entra?”, insiste la irreverente de mi Gaby.