Hará cosa de veinte años alguien quiso fabricar en  la capital de Coahuila un movimiento emergente de escritores a quienes denominó “Los novísimos”: hubo lecturas públicas, presentaciones, notas de prensa, y aquella efímera iniciativa –jovencísimos poetas y narradores– quedó pronto en el olvido. Igual pasó con otro colectivo de chavos banda que leían disfrazados de pachuco. Una de las escritoras contemporáneas de aquella generación –que sí se logró en base a una disciplina y un talento comprobados– fue la poeta y editora Claudia Berrueto, hoy reconocida con premios internacionales y desde este año flamante miembro del SNCA.

Promesa y perversión
En los últimos años he tenido la oportunidad de coordinar cuatro diplomados en creación literaria avalados por diversas instituciones, lo que me permite una cierta panorámica: en la actualidad, existen por lo menos cinco talleres en activo en la ciudad, con no menos de medio centenar de autores incipientes que han empezado o piensan pronto publicar. Sin embargo, una de las mayores perversiones y malos entendidos resultantes de lo anterior, es la errada concepción de que “los escritores se pueden fabricar”. Así , quien promueva esta promesa estaría cayendo en una práctica fraudulenta. Porque ¿Qué de todo aquello intransferible (experiencia, lecturas, voluntad, disciplina, talento nato, o como dijera un  ex poeta sangrón “apuesta vital”) conformaría cabalmente aquello que pudiéramos llamar un escritor en forma?

Nombres
Sin embargo, afortunadamente, y de manera paralela al ejercicio colectivo del taller (y no sólo debido a éste) ciertas individualidades han empezado a brillar en antologías, publicaciones periódicas o volúmenes de cuento próximos a aparecer. Autores –mujeres en su gran mayoría– que dan cuenta de una renovación y cambio de estafeta en las letras de Coahuila: Laura Luz Morales, que deslumbró con su noveleta “Xibalbá” (IMC, 2016) y refrendó su oficio y garra con la brevísima “¿Cómo crees que se enamoran los patos?” (IMC, 2018), Christian Luna con “Crónica de un salto”(IMC, 2017), el joven Carlos Mirón, con dos libros auto editados, la poeta Elena Gómez, quien prepara su primer volumen individual con una beca de PECDA, Luly Fuentes, quien compilará en 2019, en sus “Historias de peltre” una obra ya consolidada y madura, seleccionada por la convocatoria editorial 2018, de la SEC. Otra gran sorpresa de este año ha sido el costumbrismo brutal de Martha Santos de León. 

Los secretos mejor guardados de la literatura coahuilense
¿Qué instancia cultural publicará en 2019 la primera novela de Miguel García? ¿Los estupendos cuentos de ciencia ficción de Édgar Valdés, Ángel Cuandón o Élfego Alor? ¿La primer novela de una narradora tan joven como talentosa, como lo es Carolina García Flores? ¿La obra poética de Iza Rangel, Óscar Mesta, Omar Ortiz, Daniela Mesta? ¿Los cuentos de un narrador depurado como César Valdez Elizondo, la novela ucrónico-política de Luis Castro? ¿Los relatos de Leticia Dávila, la novela existencial de Nova Reyes? ¿El neo costumbrismo de Virginia Lara, la prosa sapiente y lúdica de José Luis Molina? ¿Los cuentos de terror de Jetzabé Múzquiz, la ficción de Sara Álvarez, Karla García, Virginia Solís y Sandra Alvarado, las crónicas de Raymundo Mendoza, los cuentos de un narrador en toda forma como lo es ya Sergio Ramos?

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