El mínimo histórico

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El mínimo histórico

El Presidente vive su sexenio en una burbuja. No sólo el actual, lo hacen todos: no conocen los altos ni el tráfico, un convoy siempre les abre camino. Nunca les afecta una manifestación, no saben de aumentos de la canasta básica, nunca ven un puesto informal, jamás compran un kilo de tortilla, leen lo que les ponen sobre el escritorio cada mañana, escuchan lo que quieren y flotan siempre sobre una alfombra de aplausos. Ésa es la mecánica del poder: eternamente alabados, incapaces de percibir el ánimo social. 

Al menos hasta ahora, el presidente Enrique Peña Nieto ha hablado de emociones, de los “sentimientos de la Nación” que gobierna. Lo hizo en Puebla, en una de sus muchas inauguraciones, donde dijo: “Comparto las emociones de la gente pidiendo no más gasolinazos. A veces se toman decisiones que no son fáciles ni generan la mayor popularidad, pero son decisiones para hacer frente a un escenario adverso, pero podrían haber estado más enojados como pensaba, pero se acercaron y me pidieron no más gasolinazos en un tono respetuoso, me dieron sus bendiciones”.

La gente que acude a estos eventos es seleccionada previamente –acarreados, como les llaman– y aun así varios se han quejado. De ser cierta la anécdota presidencial, más de uno le externó frente a frente “emociones en contra del gasolinazo”, y no les quedó otra que darle sus bendiciones… ante lo irreparable, la fe.

Supongo que cada vez es más difícil convencer a un grupo numeroso de personas para que aplaudan en eventos presidenciales. Nueve de cada 10 mexicanos desaprueba su gestión (12 de cada 100 para ser exactos). ¿Cómo generarle un ambiente cómodo al Presidente ante el pesimismo nacional? La burbuja desaparece ante la torpeza de un Gobierno que aunque dice palpar lo que siente México, no ha sido capaz de comunicar empatía. 

Ayer Donald Trump “chamaqueó” al Gobierno de Peña Nieto, mientras el canciller Luis Videgaray hablaba largo y tendido con el yerno de Trump –cuatro horas–, el Presidente de Estados Unidos firmaba la construcción del muro y argumentaba su decisión.

¿Cómo le fue a la delegación mexicana? Que hayan salido escondidos por la puerta de atrás resume el éxito de la reunión. José Díaz Briseño, reportero del diario Reforma, comunicaba en Twitter: “Nadie los vio salir: fuentes de la embajada de México en USA aseguran que Videgaray y Guajardo abandonaron la Casa Blanca a las 6:15pm ET”. Así la diplomacia mexicana, con la cola entre las patas.

El Gobierno va de fracaso en fracaso, cuatro años después percibe emociones, sin embargo, es incapaz de hacer algo con ellas. El panorama es difícil, pero para febrero Peña Nieto extrañará tener ese 12 por ciento de leales mexicanos que aún aprueban su Gobierno, de dos bajará a un dígito y reafirmará ser el Presidente del mínimo histórico.

@jrisco