El migrante asesinado en el aniversario de fundación de Saltillo

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El migrante asesinado en el aniversario de fundación de Saltillo

Entre las balas acabó la vida de un migrante. Repasemos en este aniversario de la ciudad: ¿cómo se mira a un migrante? Por lo general, con rechazo o miedo a la pobreza que lo acompaña. Esta percepción es conocida como aporofobia, palabra acuñada en 1990 por la filósofa valenciana Adela Cortina, término que tuvo qué esperar hasta 2017 para ser aprobado e integrado en el diccionario de la Real Academia española. Aporofobia proviene de la raíz griega á-poros: sin recursos, y fobos: miedo, odio o repugnancia.

La muerte de Marcos -así se llamaba-, podría calificarse además, como un crimen de odio, ya que, de acuerdo a las declaraciones de las autoridades, hubo un uso jerárquico en la aplicación de la violencia hacia un grupo sobre el que se tienen prejuicios, en este caso los migrantes pobres. Y los prejuicios sobre ellos son de percepción negativa, así que se juzgó anticipadamente y sin conocimiento del contexto de la persona o el grupo de personas en cuestión sobre el que cayó la lluvia de balas. El prejuicio en este caso implicó juzgar antes de preguntar, y el juicio fue la muerte.

Si hablamos de fríos numeros, el 47 por ciento de las personas migrantes pobres ha sido objeto de violencia. Pero no hablamos de la violencia hacia todos los fenómenos migratorios, sino claramente a los desplazamientos causados de la pobreza o la falta de oportunidades de una vida segura y con trabajo.

Sería una necedad negar que los actos delincuenciales también se presentan en este grupo, igual que en el resto de grupos que dinamizan la sociedad. Pero de allí a clasificar a todos los migrantes como delincuentes, hay un mar de distancia. La aplicación de la ley es clara y aquí se actuó antes de todo conocimiento.

En contraposición tenemos a los migrantes que sí poseen patrimonio, recursos económicos o que de alguna manera tienen presencia social. Estos grupos son bien recibidos a donde llega, pues lo que hacen es insertarse en un modelo social y económico instaurado: nuestro sistema actual en el que la propiedad privada, la libre empresa y el mercado laboral no son cuestionados en absoluto.

¿Porqué se desplazan los migrantes pobres? ¿Qué hacemos como sociedad para mejorar las oportunidades de desarrollo y salarios de quienes aquí vivimos? También Saltillo genera migración hacia Estados Unidos: los salarios de los obreros dan para una vida muy justa, por decirlo de algún modo. Es por lo general el trabajo manual, mecánico o repetitivo el que se busca promover. Se promueve entonces una vida precaria ente la mayoría, para que la minoría viva con sueldos o con un cúmulo de riqueza que le permita una vida holgada, vida que por cierto le permite esa mayoría explotada.

El 25 de julio fue fundada Saltillo con migrantes, algunos de ellos con recursos, otros con nada entre sus manos. Este diverso grupo se abrió paso en estas tierras. Así que esta ciudad, como otras, se elevó en esta geografía por manos migrantes.

¿Por qué la incomprensión y el odio? ¿Es acaso ignorancia en los procesos sociales? ¿Es falta de conocimiento sobre cómo opera injustamente este modelo económico? ¿Es una política de Estado? ¿Nos vendría bien una lección de historia contemporánea? ¿O sería posible acaso simplemente escuchar y comprender, antes de disparar?

claudiadesierto@gmail.com