El mexicano Carlos Sansores cae en los Octavos de Final de Taekwondo; aspira a tener un repechaje

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El mexicano Carlos Sansores cae en los Octavos de Final de Taekwondo; aspira a tener un repechaje

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El integrante de la delegación azteca quedará a la espera de poder acceder al Repechaje para tratar de seguir con vida en la justa, luego de que no tuvo el debut que esperaba

El teokwondoín mexicano Carlos Sansores cayó en los Octavos de Final de la categoría de más de 80 kilogramos ante el croata Iván Sapina.

De esta manera, el integrante de la delegación azteca quedará a la espera de poder acceder al Repechaje para tratar de seguir con vida en la justa, luego de que no tuvo el debut que esperaba.

Si Sapina llega a la Final, Sansores podrá tener posibilidades de un nuevo combate en el Repechaje de la categoría

El croata se impuso 6-4 luego de conectar patadas dobles y a la cabeza. Solo en una ocasión durante los tres rounds del combate el mexicano estuvo en ventaja, pero ésta fue efímera.

Nacido en Chetumal el 25 de junio de 1997, Sansores, taekwondoín de 24 años, tiene serias posibilidades de continuar la racha, mejor dicho, la tradición, de hacer resonar el Himno de México en las Olimpiadas gracias a esta disciplina... esta vez, desde Tokio. En junio de este año, conquistó la medalla de oro en la categoría +87 Kg, en el México Open de Taekwondo, que se realizó en Cancún, Quintana Roo, con la participación de 333 taekwondoínes de 22 naciones.

Previamente, ganó la medalla de bronce en el Campeonato Panamericano de 2021 y fue subcampeón en el mundial de Manchester 2019. Palmarés no le faltan. Mucho menos hambre. El atleta mexicano, que es parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, tiene la mirada puesta en un solo objetivo: traer un metal desde el lejano oriente.

Esta actividad, nacida en Corea, llegó a nuestro país en 1969, con el maestro Dai Won Moon, considerado el padre del taekwondo en México, quien, según la Conade, introdujo la práctica de este deporte, que en un principio era conocido como “karate coreano”, debido a que la gente no recordaba el nombre o se le hacía difícil pronunciarlo.