El Maestro Popochas y el millennial
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El Maestro Popochas y el millennial
Cristian, de 21 años, está sentado frente al Maestro y Vidente Popochas, mientras estallan pensamientos en su cabeza. Votará por primera vez el próximo 4 de junio, pero no sabe por quién votar.
Popochas: Te veo atolondrado, hijo. Las cartas dicen que la presión de ser millennial y tener sobre tus hombros el resultado de la elección venidera te abruma. Olvida que 3 de cada 10 electores están en tu rango de edad para que encuentres alivio y verdad en mis palabras.
Cristian: Bien, Maestro.
Popochas (pone sus manos sobre las cartas y entra en trance): Lo que te confunde es el choque entre la verdad moral y la verdad política.
Cristian: WTF! (¡ah, chingao!)
Popochas: Te explico. En este momento electoral, hay dos historias que corren paralelas. Una es la historia de “la verdad moral”, de las personas que insisten en “el deber ser” y aspiran a un Gobierno no corrupto e impune, rendidor de cuentas claras. Estas personas, en su mayoría de clase media y alta, no confían (y con sobrada razón) en el Gobierno. Están hartas, por ello despotrican contra él a la menor provocación. Ellos son buenos y honestos, los otros (o sea, los priístas) son malos y deshonestos. Aunque son las personas que menos votan, creen en la alternancia como la panacea que resolverá todos los problemas de Coahuila. Finalmente, utilizan las redes sociales para verter su encabronamiento contra el Gobierno y propagar su verdad moral.
Cristian: ¿Y la verdad política, Maestro?
Popochas: Ésa es definida por la realidad y está conformada por personas de las clases populares que integran el ejército electoral del PRI.
Las que sin exquisitez o palabrería, de clase media o alta, tienen un objetivo claro: sobrevivir cada día sin certeza de futuro alguna. Por ello, ven en el tricolor, sin juicio de por medio, su mejor aliado para sobrellevar su inmisericorde existencia.
Cristian: Entonces, Maestro, ¿es usted priísta?
Popochas: No, hijo, sólo te muestro la colisión entre las dos verdades para que escojas la tuya y termine el desconcierto de tu mente.