El juego de las máscaras y la farsa de los independientes
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El juego de las máscaras y la farsa de los independientes
El pasado martes, con la máscara de diputados locales puesta, los legisladores que encabezan la “Comisión encargada de la armonización de nuestra Legislación Estatal con la Federal en materia Político-Electoral” presentaron una iniciativa de Código Electoral para Coahuila que, a juzgar por su redacción, estuvo guardada en un cajón durante un tiempo considerable.
Pero el viernes, con la máscara de militantes priístas puesta, los mismos representantes populares acompañados por algunos de sus correligionarios difundieron otra propuesta diferente, de tinte populista, que se opone a la primera que habían mostrado tres días atrás.
Lo anterior no tendría relevancia de no ser porque alteraron el orden lógico del trabajo legislativo (dando a entender que lo verdaderamente importante sucede en el PRI, no en el Congreso del Estado) y ocurre dentro de la última semana de plazo para expedir las reglas que habrán de aplicarse en el proceso electoral que inicia el 1 de noviembre.
Es decir, no hay tiempo ni espacio para el estudio y debate de sus propuestas y, como tienen más curules, sólo les hace falta el voto de un congresista (como Javier Rodríguez del Partido Verde, o Claudia Elisa Morales del PSD) para lograr la mayoría calificada que necesitan a fin de aprobar el documento que a ellos les conviene, denominado “sin candados a independientes”.
Y aquí viene lo interesante, pues el PRI quiere sembrarnos una idea: que contrario a lo que cree la opinión pública, no están en contra de los independientes y, en cambio, promoverán todas las facilidades para que los haya, incluso dando más ventajas que las otorgadas a nivel federal por la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Sin embargo la realidad es otra: somos el último de 32 estados en legislar las candidaturas independientes, sobre la hora, 26 meses tarde y forzados por el TRIFE, a causa de sus marrullerías principalmente. Somos los más antidemocráticos, por tanto.
Pero ellos, los priístas, están acostumbrados a vender sus obligaciones públicas “como el gran favor del Partido de Estado, como la gran obra de caridad, como si se pagara con el dinero de sus bolsillos y no con recursos de la nación”, ha escrito Federico Campbell en “La invención del poder”. Eso que definió en su día (1994) como “extorsión discursiva”.
“Dense cuenta que sin nosotros no hay gobernabilidad ni institucionalidad porque fuera del PRI no se sostendrán las instituciones, porque no hay reglas claras”, explica el autor.
El caso es que, aprovechando esos vacíos que toda regulación contiene porque ninguna es perfecta sino perfectible, en Coahuila pretenden hacer de los candidatos independientes “juanitos”, peleles, marionetas.
Cito como ejemplo un despropósito: para ser candidato independiente a Gobernador, los aspirantes deberán reunir sólo 30 mil firmas en el Estado (no las 60 mil que exige la Ley Federal), no es necesario que las rúbricas estén repartidas territorialmente (en la Ley Federal se necesitarían distribuir entre 20 municipios al menos), y tampoco hace falta que quienes lo apoyan muestren copia de su credencial para votar (requisito ineludible, por seguridad, en la citada Ley Federal).
Así, un expriísta puede simular haber renunciado a su militancia (porque tampoco hay un plazo para esto en la propuesta del PRI) y convertirse de la noche a la mañana en candidato con sólo reunir 30 mil firmas en Saltillo, sin haber pisado Torreón o Monclova. Así no habría representatividad, un principios rectores de la democracia.
Cortita y al pie
Hoy mismo, o mañana a más tardar, habrá Código Electoral en Coahuila luego de un desaseado proceso legislativo de principio a fin. Otra vez votarán durante las vacaciones, cuando todo mundo está pensando en otra cosa, como sucedió con la cuestionada “Ley de pensiones y otros beneficios sociales para los trabajadores de la educación pública” que aprobaron a finales de 2015 durante el maratón Lupe-Reyes. Muy viva resultó la bancada priísta de la Legislatura LX: las discusiones más trascendentales, las más polémicas, cuando menos ojos estén atentos.
La última y nos vamos
El PRI caminará el proceso electoral que inicia en 3 meses con los partidos bonsáis que actúan como satélites, más los candidatos presuntamente independientes. A una sola voz, con un mismo objetivo: no abrir la puerta a la alternancia política en 2017, cueste lo que cueste. Si es preciso, reventarán al IEC con la fiscalización de una docena de candidatos independientes afines, o con cualquier treta inducida por las reglas que ellos mismos pretenden establecer y seguramente establecerán.
El escenario está muy claro: con la máscara del PRI o de diputados locales, voten en público lo que ya decidieron en privado.
No es lo que Coahuila se merecería como ideal democrático. Pero aún nos queda el voto ciudadano, afortunadamente.
@luiscarlosplata