El Infonavit de los trabajadores

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El Infonavit de los trabajadores

La importancia de Coahuila para el Infonavit es contundente. Aquí se recaudan anualmente 8 mil 900 millones de pesos provenientes de 830 mil trabajadores. La colocación de créditos representa casi el 6% del total nacional, generando una derrama económica anual de 8 mil 100 millones de pesos para el estado. Por si fuera poco, aquí viven 230 mil trabajadores que hoy cumplen con el puntaje para acceder a un crédito, ubicándose en la posición nueve a nivel nacional. Y lo más importante, desde la creación del Instituto en 1972, en la tierra de Francisco Madero, Ignacio Zaragoza y Venustiano Carranza se han colocado 560 mil créditos, que han permitido hacerse de una casa a igual número de familias.

Pero como toda relación, la historia del Infonavit y Coahuila también tiene un lado disfuncional. Es momento de reconocerlo.

Si bien en la última década el Infonavit entró en una crisis de identidad que lo llevó a creerse un banco comercial y priorizar la atención a los negocios de la clase política y los desarrolladores, en el caso de Coahuila el principal problema, en mi opinión, ha sido la falta de una relación directa entre el Instituto y los trabajadores. En concreto, la larga tradición clientelar de la política coahuilense, que provoca que la relación entre la gente y las instituciones del Estado y el gobierno sean mediadas por docenas de organizaciones político-partidistas (las llamadas “estructuras” u “organizaciones” que operan con fines principalmente electorales a nivel regional o barrial), tiene como legado nefasto que los derechohabientes del Infonavit tengan (o crean que tienen) que recurrir a intermediarios para hacer efectivo su derecho constitucional a una vivienda. Me parece gravísimo.

Es por lo anterior que quiero aprovechar mi primera visita a esta tierra de gente trabajadora para anunciar que el principal objetivo de la administración que tengo el honor de encabezar será construir el Infonavit de los trabajadores. Un Infonavit que no sólo recupere su esencia como institución de seguridad social del Estado mexicano, sino que también vuelve a poner a los trabajadores al centro de todas sus acciones, de manera efectiva y directa, sin intermediarios.

La razón es tan poderosa como sencilla: el Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, que administra el Infonavit, es propiedad única y exclusiva de los trabajadores. No solo eso, es obligación legal y ética de quienes lo administramos que los trabajadores puedan ejercer su derecho a una vivienda a través de trámites personales y gratuitos, tomando decisiones con información clara, relevante, oportuna y veraz, sin tener que recurrir a “licenciados” o “líderes sociales”, con la tranquilidad de que cuidamos sus recursos escrupulosamente y de que el único negocio que realizamos es maximizar la oferta crediticia y el rendimiento de la subcuenta de vivienda.

El Nuevo Comienzo del Infonavit —el de los trabajadores— se basa en tres principios: crédito para todo tipo de personas y familias, premiar el pago cumplido de nuestros acreditados y, sobre todo, no más deudas impagables. Permítanme dejar dos cosas claras sobre este último punto, que sé que es motivo de profundo dolor para muchas familias coahuilenses y que el mismo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, me pidió que atendiera personalmente tras su última visita al estado.

Primero, en el Infonavit estamos conscientes del rezago en escrituración que afecta a miles de familias coahuilenses. Para atenderlo, estamos afinando los últimos detalles de un convenio que en breve firmaremos con el Gobierno del Estado para detectar los casos pendientes, acercarnos a esas personas, facilitar los trámites en el registro público y reducir los costos de la escrituración. Para lograr este objetivo, les pido que, si se encuentran en esta situación, por favor se acerquen a la Delegación del Infonavit o a cualquiera de nuestros cinco centros de servicio en el estado. No necesitan recurrir a intermediarios de ningún tipo. Por favor búsquenos personalmente para que los atendamos con la calidez y sensibilidad que merecen. A partir de la próxima semana abriremos una ventanilla única de atención para casos de regularización de escrituras. Así de claro es nuestro compromiso.

Segundo, este año el Infonavit puso en marcha dos programas que, desde diferentes ángulos, premian el pago cumplido y alivian la carga financiera de nuestros acreditados. El primero y más importante, Responsabilidad Compartida, ya ha beneficiado a 4 mil 136 coahuilenses y para finales de año habrá llegado a más de 9 mil. Convirtiendo los créditos de salarios mínimos a pesos, otorgando descuentos promedio al saldo de 55 por ciento y congelando los pagos para el resto de la vida del crédito, Responsabilidad Compartida está cambiando la vida de personas que ganan menos de 12 mil pesos, que tenían deudas con una antigüedad mínima de 15 años y que tenían un saldo que ascendía a 150 por ciento o más de lo contratado originalmente: créditos virtualmente impagables. El segundo programa es Infonavit 90-Diez, que a la fecha ha descontado, de manera automática y sin necesidad de ningún trámite, el resto del saldo pendiente a 1 mil 580 familias coahuilenses quienes ya habían cubierto al menos el 90%, premiando de manera clara y contundente la voluntad de pago de estos acreditados.

Sin duda todavía falta mucho por hacer, pero estamos seguros de que vamos por el camino correcto. Sin mentir, sin robar y sin traicionar al pueblo —construyendo, pues, el Infonavit de los trabajadores—, esta administración está profundamente comprometida con las familias coahuilenses y trabajará incansablemente para brindar cada vez una mejor atención y servicio para que nunca más tengan que recurrir a intermediarios. De eso se trata el Nuevo Comienzo. No fallaremos.

*El autor es director general del Infonavit