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El incómodo negocio chino de General Motors
Madrid. General Motors planea importar a Estados Unidos coches fabricados en su planta de Yantai, a unos 800 kilómetros de Pekín. Dicho así, no parece mucho más que uno de esos miles de movimientos operativos de cualquier compañía industrial, pero cuando se tiene en cuenta que el grupo se convertirá así en la primera automovilística estadounidense en vender en el suelo patrio coches made in China, que GM es uno de los símbolos que han construido lo que hoy es América y que en 2009 fue rescatada por el Gobierno, se entiende que hay quien vive su despliegue fabril en Asia como una suerte de infidelidad.
La firma de Detroit planea comercializar en el mercado norteamericano entre 30.000 y 40.000 unidades del Buick Envision, un todocamino mediano de gama media-alta que ha tenido éxito en China. La estrategia, que se rumoreaba desde hace meses, fue anunciada por el vicepresidente de Buick, Duncan Aldred, en una reunión con concesionarios. Aldred confirmó la información más tarde a la revista Automotive News.
En agosto, el sindicato mayoritario de la automoción (UAW, en sus siglas en inglés) ya se llevó las manos a la cabeza. "Después de los sacrificios hechos por los contribuyentes y los trabajadores estadounidenses para hacer de General Motors la compañía rentable y de calidad que es hoy, los miembros del sindicato de la automoción estamos decepcionados por el rumor de que el Envision se importaría desde China", señaló en un comunicado. "GM debería mantener su declaración de que fabricará allí donde venda".
También es muy crítico el analista Edward Niedermeyer. A su juicio, en el rescate público a General Motors —del que se recuperó todo el coste— "se nos dijo que el objetivo era frenar la pérdida de empleos industriales en favor de China", pero ahora, sostiene, también son "empleos de diseño y de ingeniería" los afectados. Salvar a General Motors costó unos 50.000 millones de dólares, pero el Tesoro solo perdió 11.000 millones cuando salió definitivamente del capital de la compañía, a finales de 2013. "China es la que más se está beneficiando del rescate, pese a que sus ciudadanos no tuvieron que pagar la factura", apunta Niedermeyer.
Aunque GM no entra en esta polémica, recalca que el diseño y desarrollo para Buick que se vende en China se lideró desde EE?UU, donde sigue operando en 40 centros, incluyendo 12 plantas de ensamblaje. Además, resalta que desde el acuerdo laboral con UAW en 2011 ha anunciado inversiones por valor de 12.400 millones en el país.
Otros analistas también defienden la estrategia. "GM será una compañía más fuerte si es capaz de hacer uso de sus recursos globales para satisfacer a sus clientes en todos los países. Y una GM más fuerte y rentable es buena para Estados Unidos y para la economía global", opina Stephanie Brinley, analista del sector de la automoción en IHS.
China aplica un gravamen del 25% a las importaciones, con lo que llevar vehículos allí resulta muy costoso. El año pasado fue el principal mercado, con la venta de 3,53 millones de automóviles y un crecimiento del 12% respecto a 2013. En Norteamérica, las ventas quedaron en 3,413 millones de unidades, y el crecimiento fue menor, del 5,5%.
"Creemos que GM traerá menos 100.000 unidades de China a Estados Unidos, cuando a lo largo de la década seguirá vendiendo 1,9 millones de vehículos a lo largo de la década en EEUU", añade Brinley. Según las estimaciones de IHS, el país norteamericano seguirá proporcionando alrededor del 30% de la producción global de GM, lo que supone su principal fuente, mientras que China está previsto que siga en el 23%. La sueca Volvo ya importa pequeñas cantidades del S60 Sedan desde China.
El libre comercio
La operación que estudia GM despierta las alarmas en un contexto en el que el reciente tratado por el que EE?UU ha firmado el libre comercio con los países de la región del Pacífico (conocido como el TPP) abre las puertas a muchas más pérdidas de producción. Esa es la preocupación de fondo, más que el efecto que puedan tener unas 40.000 unidades al año de un pequeño todoterreno.
El analista John McElroy llama la atención sobre el empuje de México. "Es un lugar atractivo para fabricar vehículos para la exportación, principalmente porque tiene un acuerdo de libre comercio con unos 32 países, más que nadie en el mundo", apunta. Entre 2010 y 2014, según General Motors, la producción en México ha crecido un 29%, según GM.
La compañía atraviesa un buen momento, con beneficios sólidos (1.400 millones de dólares en el tercer trimestre, en la misma línea que en el año pasado) y una cartera de lanzamientos. En Norteamérica esperan seguir creciendo con crossovers (un cruce entre turismo y todoterreno), camiones y utilitarios, así como los nuevos Chevrolet Cruze y Malibu. En Europa esperan ser rentables en 2016 gracias al Astra y el Corsa, y en China esperan más crecimiento.
"General Motors ha sido rentable en cada uno de los últimos cinco años y ganó casi 3.000 millones de dólares y ganó casi 3.000 millones el año pasado y pagó a los trabajadores 9.000 dólares como distribución de beneficios", defiende Mark Perry, profesor de la Universidad de Michigan y analista en el Instituto de la Empresa Estadounidense (AEI).
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