El impuesto sobre nóminas, la iniciativa privada y el Gobierno del Estado
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El impuesto sobre nóminas, la iniciativa privada y el Gobierno del Estado
Han aparecido unas fuerzas que pueden provocar debilidad en las relaciones entre el sindicato de la iniciativa privada de la región sureste de Coahuila y el Gobierno del Estado, y todo por la creación que han solicitado los adinerados para que se ponga en práctica la creación del fideicomiso del impuesto sobre nóminas, a fin de que se norme su administración en la inversión y se regule la recaudación del gravamen.
Eso motivó que ambas partes discutieran esa propuesta en la que no se llegó a un acuerdo y cuya agenda era aprovechar el tiempo en la definición de las acciones con el objeto de que el dinero, producto del pago del impuesto mencionado, no se encareciera con el transcurrir del tiempo y las obras propuestas sufrieran costos adicionales.
Cuando nació esa carga fiscal se definieron en forma muy clara las reglas de operación, entre las que se encontraban la instalación de un Comité Técnico formado por funcionarios del Gobierno del Estado y empresarios, mismas que fueron aceptadas por las partes.
Casi a mitad de noviembre algunos miembros de la unión de organismos empresariales notificaron al Gobierno del Estado su deseo de abandonar su pertenencia al Comité Técnico del Impuesto sobre Nóminas (ISN) en virtud de que el fideicomiso no había sido creado, y una semana después el jefe de la oficina del gobernador se reunió con sus integrantes con el objeto de armonizar criterios. Luego de un compás de espera se definieran puntos de acuerdo con miras a formalizar el fideicomiso solicitado.
Los roces entre gobierno y empresarios no abonan en nada a la firmeza de las relaciones y en cambio entorpecen los progresos en el crecimiento en los renglones de la actividad, lo que iría en detrimento de los beneficios a la ciudadanía.
No se copie la idea presidencial en el sentido de que el poder político está por encima del poder económico, esas son patrañas, tan es así que recientemente tuvo que doblar las manos e invitar a los dueños del dinero a que invirtieran recursos económicos en nuestro país, pues tardíamente se dio cuenta que siempre se necesita de la participación privada.
El mensajero es el mensaje. En este caso se supone que el enviado gubernamental ostenta sensibilidad y sabe interpretar el lenguaje que los empresarios externan, pues su empeño cotidiano está envuelto en el negocio para obtener ganancias, lo cual es legítimo, como legítimo es para el gobierno gobernar por más que quieran decir que hoy en día debe estar más ciudadanizado.
Los sectores, oficial y privado, deben armonizar a fin de que esa alianza sea la plataforma para que los pueblos tengan acceso a una mejor calidad de vida mediante la creación de infraestructura.
Ese impuesto que grava las percepciones salariales de los trabajadores a cargo de los patrones como sujetos pasivos que deben enterar al gobierno estatal, se traduce en obras materiales en las regiones del estado, y ha servido para la atracción de empresas que redundan en la instauración de más empleos ayudando a disminuir actos delincuenciales.
El gravamen nació bajo condiciones especiales y fue admitido de no muy buena gana por los empresarios hasta que se llegó al convencimiento logrando su promulgación.
Por lo tanto no se entorpezca lo andado y con dialogo lléguese a buen acuerdo para el nacimiento del famoso fideicomiso, o ¿cuál es la razón por la que la parte oficial no lo ve con buenos ojos?
Déjense de lado las decisiones unilaterales, pues son las dos partes, gobierno y empresarios, los que deben tomar los acuerdos para definir las obras a realizarse y los montos que deban pagarse en su construcción.
No se violen esas normas establecidas en la constitución del Comité Técnico, pues sería el colmo que la propia Secretaría de Finanzas, como órgano recaudador del gravamen incumpliera con la norma establecida, al contrario enriquézcase su operatividad con el multicitado fideicomiso.
Durante estos meses el monto del impuesto recaudado se ha ido acumulando mientras las partes se ponen de acuerdo, o ¿ya ha sido utilizado en alguna obra? Si no es así sólo cabe hacer una pregunta: ¿Qué se ha hecho con él?
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf