El imperio de la sangre

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El imperio de la sangre

En los recientes años nuestro estado ha sonado nacional y localmente con una recurrencia que nos da sentimientos no muy buenos que digamos.

La antepasada administración inició un sexenio con los mejores augurios, pues el gobierno que terminó y que encabezó Enrique Martínez dejó un estado trabajando y una economía sana, sin deuda bancaria y sólo una cantidad de aproximadamente 300 millones por pagar a proveedores. Ese estatus a cualquiera le proporciona una seguridad para emprender un gobierno con resultados exitosos, pues una entidad con una economía pulcra otorga la oportunidad de catapultar acciones que den a la ciudadanía factores de bienestar. 

Con el transcurrir del tiempo los caminos se facilitaron para la creación de una profusa infraestructura estatal que se empezó a notar y que le dio al gobierno y sus autoridades reconocimiento, pero que por desgracia se fueron mezclando intereses con el advenimiento de una también profusa masa que creó una amalgama de la que fueron emergiendo trincheras plagadas de corrupción y que hicieron ricos a pobres que formaban parte del equipo de primera línea que gobernaba, y que se constituyeron en hombres y mujeres que alcanzaron poder económico con el cual podían competir con empresarios que en forma honesta construyeron sus negocios.

Esa administración pública la terminó, en medio de un ambiente de podredumbre, un interino fácilmente manejable creándole un Congreso a modo para que solicitara la autorización de un crédito que en su posterior revisión se detectó que la documentación era apócrifa, acumulando más deuda, cerrando ese sexenio con un débito de alrededor de 36 mil millones, mismos que se siguen debiendo a pesar de los pagos millonarios que al paso de los años se han ido abonando al total.

Con el fluir de la sangre se inició el siguiente sexenio que ofreció desde un principio hacer una nueva forma de gobernar, emprendiendo acciones de pulcritud y de saber administrar la cosa pública para tranquilizar a los coahuilenses, sin embargo no pasó mucho tiempo en que, si bien ya no se solicitaron nuevos créditos, se optó con sólo sostener el nivel de endeudamiento mediante los abonos hasta poner fin a la obligación.

Por otra parte, paralelamente surgieron una serie de desviaciones manipuladas por gente alineada al poder a quienes se les permitió cometer ilícitos de los que han trascendido y lastimado a diferentes organismos, como por ejemplo el que provocó Gregorio Pérez Mata, que siendo Presidente del Tribunal Superior de Justicia, donde se supone debe existir probidad, desvió, y digo desvió porque la cantidad de dinero que depositó en Ficrea –más de 120 millones de pesos y que finalmente cerró sus puertas dejando sin ese dinero al Tribunal– tenía un destino específico, pero la ambición le ganó –no sé con qué intenciones– con el objeto de ganar rendimientos económicos, y que a pesar de esa situación tan deplorable y tan sucia, le otorgaron una magistratura con el fin de completar su tiempo laboral y gozar de una pensión muy sustanciosa.

Otro caso muy sonado que la autoridad –a quien le corresponde revisar y resolver, pero que no actúa y por ello de igual forma tiene responsabilidad por la omisión– es el que se refiere a las famosas empresas fantasma inventadas por una caterva de funcionarios abyectos que lograron amasar fortunas y que, al no avanzar en su investigación para esclarecer ese delito cometido, les da la oportunidad a los beneficiarios que sigan deambulando tranquilamente gastando un dinero que se robaron.

Ese tipo de personas qué enseñanza les estarán dando a sus hijos, serán lecciones de ¿cómo robar sin que te castiguen?
Esta administración debe sacudirse de las influencias externas y actuar, hacer esfuerzos de manera que se marque una ruta propia que sea empujada por un equipo bien cohesionado de funcionarios honestos, sobre todo los que manejan los dineros, y con la seguridad de que los coahuilenses apoyarán esas acciones.

Queremos ver a nuestro estado libre de ese fantasma de ser una entidad manchada por la corrupción, pero más que nada por la impunidad, que es la ausencia de justicia, misma que cuando se da y no pasa nada de seguro que habrá más imitadores. 

Se lo digo EN SERIO. 

@aguirreperalesf 
franciscoaguirreperales@gmail.com
Francisco Aguirre Perales