Los candidatos a las diputaciones federales por Coahuila que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) destapó y cuya efigie se plasmará en las boletas para la jornada electoral del 6 de junio próximo, tendrán la oportunidad de que en las sesiones en el Congreso federal podrán interactuar con sus pares y rozarse con estructuras con peso influyente, además de emplear estrategias políticas que en un momento dado les servirán para caminar hacia un horizonte que les lleve a posicionarse en sitios de gran calado.

Este grupo privilegiado de posibles legisladores utilizará su fuerza para influir en la cúpula priista y en conjunción, claro, con la opinión del gobernador, decidir  al posible candidato, que como un derecho adquirido puede meter la mano para direccionar sus complacencias y, en caso de discrepancias, demostrar ante los electores unidad, emprendiendo caminos para darle cabida al seleccionado y al unísono parir al escogido para que compita por el puesto en el próximo 2023.

Una vez que transcurran los primeros meses del 2022 ya bien acomodados diputados federales y los nuevos presidentes municipales en Coahuila, se irán desenredando los hilos partidistas de Morena, panistas y priistas en el Congreso de la Unión para escoger a sus corredores, en tanto los nuevos alcaldes que tienen la divisa del partido en el poder y los legisladores locales, que en su mayoría son priistas, implementarán acciones bien pensadas que conduzcan a apoyar al candidato que los represente en la elección para la gubernatura.

El PRI en Coahuila logró en las pasadas elecciones para diputados locales cohesionar a su partido y obtener el triunfo de todos sus candidatos, ahora falta que respondan desempeñando su trabajo con decoro, entendiéndose éste como el realizar labores que soporten leyes que se discutan en ese seno que sean justas, y no aprobarlas solo porque fueron enviadas por el Ejecutivo del Estado que en el papel de mecenas los favoreció para ese puesto, y que llegada la fecha empujar al elegido de su partido para la votación del siguiente gobernador. 

El que todos los candidatos del partido en el poder hayan derrotado a los de los otros partidos políticos para la legislatura doméstica, en esencia no quiere decir que exista una democracia pura, pues  siempre le apostarán a la línea que les sea marcada, aunque a veces se aprueben normas que pudieran ser injustas, pues la pulcritud de la democracia debe demostrar un equilibrio sano en la función pública.

Dentro de la estructura priista se debe fortalecer una democracia para seleccionar al pretendiente que se propondrá al pueblo, pues la decisión no es la única la que parta del gobernador, ya que siempre habrá fuerzas cupulares más elevadas que recomienden a “alguien”, dando pie a pensar en una imposición interna y subrayando que el partido no posee el título de campeón de la democracia.

Lo que el PRI debe demostrar con hechos es mantener la unidad partidista mediante la racionalización de su credo político aplicando los principios que lo sustentan -eliminando la demagogia que lo ha acompañado durante su camino- auscultando la voluntad popular y proponiendo aspirantes identificados con las inquietudes de la ciudadanía.

Recordemos al apóstol de la democracia, el coahuilense don Francisco I. Madero, que propuso como bandera el sufragio libre y su empeño, trabajo y postulación hizo conducir al pueblo mexicano a la unidad, pero que fue su apertura lo que lo identificó como ejemplo de democracia, pues se debe tener sensibilidad popular y participación partidaria y ciudadanos libres, pues todo ello es indispensable.

Piénsese y defínase, en su momento, quién puede ser el candidato a la gubernatura, pues todavía estamos en tiempo de buscar una persona con peso específico que dé certidumbre y confianza a los ciudadanos, se necesita un político serio y un administrador pulcro que dé resultados que favorezcan al avance del estado y que deje en el olvido actitudes frívolas.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf