El hechizo de ‘Alias Grace’
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El hechizo de ‘Alias Grace’
Si una nueva escritora se ha puesto de moda, esa es Margaret Atwood. Hace tres décadas se realizaron las primeras películas basadas en algunas de sus novelas, probablemente sin el éxito esperado. ¿Qué le faltaba a la obra de Atwood? Que las series de televisión se hicieran tan populares y se les invirtiera tanto dinero y esfuerzo.
En abril, la plataforma de streaming Hulu estrenó “The Handmaid’s Tale”, una historia distópica con una protagonista femenina, que hace que “Los Juegos del Hambre” y “Divergente” suenen a un simple chiste. La serie, basada en la novela homónima de Atwood y protagonizada por Elisabeth Moss, se llevó ocho estatuillas en la pasada entrega del Emmy en la categoría dramática, incluidas las de mejor actriz y mejor serie de televisión.
Ahora la CBS y Netflix nos ofrecen su propuesta, la adaptación de otra novela de la escritora canadiense a miniserie. En seis episodios, “Alias Grace”, un drama de ficción histórico, nos relata la vida de una inmigrante irlandesa acusada de asesinato en Canadá en 1843.
Grace Marks (Sarah Gadon), una trabajadora doméstica, es condenada a cadena perpetua por asesinar, junto a otro criado, a su patrón y a la ama de llaves (Anna Paquin). Después de muchos años en prisión, un grupo de buenos samaritanos contrata al psicólogo Simon Jordan (Edward Holcroft) para que trate a Grace y descubra si realmente formó parte del asesinato o fue obligada por James McDermott (Kerr Logan) a colaborar en él. En sus encuentros con el doctor Jordan, Grace nos relata su vida desde que ella y su familia dejaron Irlanda para encontrar futuro en Canadá. Hija de un padre borracho y violento; víctima de patrones abusivos y acosadores, Grace se presenta como una joven taciturna, educada, temerosa e inteligente, ante un doctor que mientras más la conoce, más se obsesiona con ella.
“Alias Grace” es una miniserie hecha con toda la mano, como si se tratara de una pieza de arte. La producción es impecable en cuanto a diseño, edición, musicalización, montaje, vestuarios y cualquier otro atributo visual o auditivo. Sin embargo, es más importante señalar el trabajo de adaptación que se realizó, y también la dirección de los episodios a cargo de la directora canadiense Mary Harron (“American Psycho”), quien consiguió, al lado de la escritora Sarah Polley, dar vida a unos personajes multifacéticos, que juegan con nosotros la mayor parte del tiempo. En este sentido, creo que Sara Gadon y Anna Paquin son las dos cartas fuertes de la serie. Los matices de sus actuaciones son esenciales para crear una atmósfera de constante inquietud. No lo logra de la misma forma Edward Holcroft, quien mantiene una actitud algo forzada y nada constante. Sin embargo, en general la historia es tan fascinante y llamativa, que la estructura bien definida y los elementos oníricos y sobrenaturales con los que juega, consiguen mantenernos expectantes durante los seis episodios y sorprendernos al final de éstos.
Es una serie, de alguna manera, que habla sobre la violencia hacia la mujer y que deja mucho material para analizar. Es retadora e inteligente.
Ojalá el libro, que muero por leer, sea tan estremecedor como su versión televisiva.
Mi calificación: 90 de 100. Mi Twitter: @CalladitaR