El grito de los pobres
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El grito de los pobres
Un amigo sacerdote me propuso hacer un comentario sobre la carta del papa Francisco que lleva por título “Este pobre gritó”. Es claro que las opiniones del líder de mil millones de personas tienen una importancia innegable. Estamos pendientes de cada majadería que expresa Donald Trump, que no pierde oportunidad de amenazar al mundo desde múltiples posiciones como para no escuchar a Francisco. Las opiniones de Trump son importantes aun cuando nos parezcan odiosas. Las de Francisco han sido prudentes y atrevidas cuando critica a sus propios seguidores. Expondré aquí dos lecturas: la que dirige a los cristianos y la que debería asumir cualquier humano.
El Papa se ocupa de los pobres y expone tres cuestiones que le parecen importantes. Lo hace a partir de tres verbos que considera expresan toda la tragedia, pues hoy en día la mayor parte de las personas del mundo está situada en la categoría “pobre”. Los tres verbos son: gritar, responder y liberar.
Un pobre grita porque si nada más balbuceara nadie abriría sus oídos para escucharle. Debe alzar la voz para revelar sus carencias y la injusticia de la que es objeto. En palabras cristianas, Francisco escribe: “La condición de pobreza no se agota en una palabra sino que se transforma en un grito que atraviesa los cielos (…) ¿Qué expresa el grito del pobre si no es su sufrimiento y soledad, su desilusión y esperanza? (…) ¿Cómo es que este grito (…) no consigue llegar a nuestros oídos, dejándonos indiferentes e impasibles?”.
La reflexión es fuerte. Hay alguien gritando y los cristianos no parecen capaces de escucharle. Entre esos mil millones que se declaran creyentes no habrá ni un 10 por ciento que realmente pudieran serlo, si se lee con cuidado el Evangelio. Cristianos rolleros, católicos de sacramentos (bautismo, matrimonio y muerte), individuos que viven una vida esquizofrénica… (soy cristiano, pero me valen madre los demás).
Escuchar a los pobres parecería la idea central de la carta de Francisco. Escucharlos o dejar de declararse entre los llamados. Me viene a la mente la idea que expresó el poeta Federico García Lorca (cito de memoria): “Pase lo que pase siempre estaré del lado de los pobres”.
Responder es la segunda palabra. A toda pregunta debe responderse. A la interpelación que hacen los pobres debe dársele respuestas. El gran filósofo Paul Ricoeur propone establecer un sistema de escucha que sea comprensible a todos; uno que no se quede entre los que tienen las claves. Y el vocabulario de los pobres tiene sus sentidos, que a veces son evidentes, a veces metafóricos y otras de desesperanza. El grito exige respuesta. La justicia no se da sola, se le arranca a los injustos.
Liberar es el tercer verbo empleado por Francisco para llamar la atención a sus seguidores (¿de veras lo son?) Propone con claridad que los pobres no lo son por flojos, ignorantes, descuidados, sino porque habitan un mundo perverso. Escribió: “La pobreza no es algo buscado, sino que es causada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia. Males tan antiguos como el hombre, pero que son siempre pecados, que afectan a tantos inocentes, produciendo consecuencias sociales dramáticas”. Añade que cada cristiano tiene el deber de ayudar a la liberación de los que sufren. Creo que Francisco si fuera mexicano diría: ¡no se hagan pendejos!
Pero es profundo lo que expone enseguida, y no tiene vuelta de hoja: “lo que lamentablemente sucede a menudo es que se escuchan las voces del reproche y las que invitan a callar y a sufrir. Son voces destempladas, con frecuencia determinadas por una fobia hacia los pobres, a los que se les considera no sólo como personas indigentes sino también como gente portadora de inseguridad, de inestabilidad, de desorden para las rutinas cotidianas y, por lo tanto, merecedores de rechazo y apartamiento. Se tiende a crear distancia”.
Se trata de una carta breve, sencilla, fuerte. Tiene apenas seis páginas. Creo que es importante que todos la lean. Repito, si leemos y escuchamos las declaraciones del racista Trump, del inicuo Putin, del fascista Jair Bolsonaro, ¿por qué no saber lo que expresa Francisco aunque usted no considere ser parte de sus seguidores?