El gólem industrial vs el género humano

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El gólem industrial vs el género humano

Los grandes capitalistas y los gobiernos obsequiosos con el monstruo desarrollador y generador de bienes para un consumismo desenfrenado, hicieron oídos sordos a las advertencias. El industrialismo desbocado nos conduce a una catástrofe, a tal grado de que si hoy no se toman acciones, nuestros hijos y nietos enfrentarán al monstruo apocalíptico.

Concluyó el 11 de diciembre en París, la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Los gobiernos, un tanto cuanto preocupados porque el destino ya nos alcanzó, buscan acuerdos para evitar que el calentamiento del planeta rebase los 2 grados.

Los representantes de los gobiernos reunidos en París debieron, y si no lo hicieron, es imprescindible que lo hagan, analizar las propuestas de un pensador planetario, de allí mismo, de Francia, qué paradójico, cuyo nombre es Edgar Morin.

Morín (n. en 1921) investiga la ciencia y el comportamiento humano desde la sociología, la psicología, la economía y la historia. Es un pensador multidimensional. En “La Vía para el Futuro de la Humanidad”, propone una reforma de pensamiento; la conducta humana no cambiará por decreto ni por más cumbres climáticas que se realicen. Las cumbres, aquí entre nos, sólo sirven para que los representantes de los países realicen turismo y shopping con cargo a los gobernados. Luego de regreso a sus países propondrán reformas basadas en puras buenas intenciones.

Edgar Morin propone un cambio de conducta para que el ciudadano global deje de ser el consumista desenfrenado, que sacia y es saciado por el voraz capitalismo que nos está llevando al desfiladero. Porque, recordemos, el motor del capitalismo depredador de la Naturaleza son los combustibles fósiles.

Morin invita a la reflexión sobre el confort material que conduce a una felicidad inexistente. Esto fue, entre otras cosas, lo que dio origen al movimiento hippie de la década de 1960 en los Estados Unidos. En “La Ecología de 1972” propone replantear la política y la acción, en el entendido de que no se trata sólo de ahorrar energía, sino de cambiar radicalmente nuestra forma de vida.

Edgar Morin, quien ha presidido la Agencia Europea para la Cultura, a lo largo de su corriente de pensamiento hace un rediseño de las vías para una transformación de la sociedad. Apunta que “para cambiar, la batalla se desarrollará en el terreno del espíritu. Los fanatismos religiosos y el capitalismo salvaje tienen aprisionada a la humanidad con sus tentáculos”.

En La Vía para el Futuro de la Humanidad, Morin, en el rediseño de las políticas públicas, propone una serie de cambios en lo educativo, salud, agricultura; apuesta por una humanización de las ciudades; el futuro de las comunidades, en su óptica, dependerá de la nueva gobernanza.

Las propuestas de Edgar Morin no son una utopía, en otros países del mundo son las comunidades las que van marcando la agenda política. Son los ciudadanos los que definen el rumbo de su comunidad, en un ambiente de más libertad y menos gobierno.

Desde hace 50 años se planteaba la reducción tecnocrática o tecnologista. La tecnología para lo único que sirve es para facilitar los cálculos rápidos. La creatividad del ser humano se vino abajo al abusar de los artefactos.

En esta reforma a la educación, el pensador francés plantea una solidaridad con los colectivos desfavorecidos. Regresar, si alguna vez lo fuimos, a ser más humanos.

En su propuesta de generación de alimentos, su postura es por una producción de alta calidad y que no perjudique el medio ambiente. Reinventar la agricultura, garantizar el agua y su calidad para la población y combatir la erosión.

El actual sistema alimentario, producto de industrialismo, es altamente riesgoso para el planeta y para sus propios habitantes. Las reformas alimentarias tendrán que ir de la mano de las reformas de la agricultura. El alto porcentaje de diabetes en México, es sólo una prueba más de cómo la ciencia, que derrotó tantas enfermedades, está ahora diezmando, como un robot enloquecido, al propio género humano.

Las reformas que propone Edgar Morin son de pensamiento, políticas y económicas.
Sin cambio cultural, seguiremos calentando el planeta.


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