1. ¿Provocaría la reacción por el “gasolinazo” un estallido revolucionario? Imposible. Lenin, estratega y líder de la Revolución Rusa, escribió en 1918 una frase que ubica a los activistas y analistas que señalan tal posibilidad: “Es propio de niños ‘comprender’ la ciencia en el sentido de que ésta puede determinar en qué año, en primavera, en verano, en otoño o en invierno ‘debe’ ‘empezar el hundimiento’. (…) ¡Simpáticos (activistas y analistas)! ¡Cuánta decisión tienen... y qué poca reflexión!”

2. En este momento, el descontento ciudadano ligado a la protesta social no devendrá en un movimiento de corte nacional, por las diferencias en el desarrollo político ciudadano de las distintas regiones del país, y la interferencia de grupos populares y campesinos y de partidos políticos, organizados y consolidados al interior del sistema.

3. Los mayores beneficiarios de las protestas ciudadanas y de los saqueos son los actores políticos con mayor capacidad de “controlar la desestabilización del país”, a pesar de ser instigadores directos, y de negociar con el Estado: las organizaciones populares y campesinas, los partidos, los grandes empresarios y comerciantes y el crimen organizado. El ciudadano bien intencionado no tiene, todavía, la fuerza organizativa y estratégica para actuar como contrapeso en esta danza del poder.

4. La estrategia del Estado es clara: alentar el desahogo social, inducir y permitir la anarquía y el descontrol, amplificar y aceptar el pánico social generado por redes sociales, reprimir la protesta y restaurar la normalidad.

5. Salir a protestar exige conocer el terreno que se pisa, incluidos los saqueos, la represión y cooptación de la protesta por intereses más poderosos. La ilusión y decisión de actuar no es suficiente.

6. La protesta generalizada no puede descansar sólo en el bolsillo, en el “gasolinazo” que perjudica de manera mayoritaria a las clases alta y media, sino también, debe residir en el corazón solidario con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y con las víctimas de la inseguridad pública, por ejemplo.