¿El estacionamiento como derecho?

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¿El estacionamiento como derecho?

Por Alejandra Guerrero

Escribo consciente de que en México la indignación en relación a los asuntos públicos es selectiva. Consciente de que pareciera que han pasado años desde que vivimos en Coahuila nuestra versión de la “Primavera Árabe” y que las promesas de ser ciudadanos críticos y solidarios se esfuman como espejismos. Escribo porque me apasionan las ciudades; entenderlas y estudiarlas.

En los últimos días ha surgido una propuesta por parte del Regidor independiente Alfonso Danao que busca legalizar la prohibición del cobro de cuotas de estacionamiento en las plazas comerciales. La medida se pretende presentar al cabildo de Saltillo si adquiere apoyo de los ciudadanos. Es, sin duda, una propuesta popular. Podemos coincidir que muchos de nuestros amigos y conocidos agradecerían la medida, pues parece beneficiarnos como consumidores. Y hay que decirlo, en época de elecciones las medidas populares caen bien en las oficinas del Ayuntamiento.

Desafortunadamente, estudios sobre el tema señalan que a mediano y largo plazo los efectos negativos sobrepasan a los beneficios. Documentos por parte de expertos y centros de investigación nacionales e internacionales explican que el estacionamiento gratuito en realidad no existe, es una ilusión. El costo se transfiere. Si no lo pagan los automovilistas lo paga alguien más, en este caso, el consumidor. La ley termina funcionando como un impuesto al constructor y a los que pagan una renta o tienen un local, el cual se le transfiere a usted. Por si fuera poco, la medida incrementa sustancialmente el tráfico vehicular, pues incentiva el uso del automóvil y disminuye la probabilidad de encontrar cajones de estacionamiento vacíos. En pocas palabras, el estacionamiento lo siguen pagando los consumidores, el tráfico va a aumentar y a usted le va a costar más tiempo y más trabajo encontrar un cajón.

El asunto dejó de ser controversial en los círculos de planeación urbana una vez que existió evidencia abrumadora que sustentaba los efectos negativos de la ley. Me atrevo a decir que no se puede encontrar algún posicionamiento reciente por parte de instituciones o centros de investigación urbana que expresen que la medida beneficia a sus habitantes y al desarrollo de ciudades sustentables. El estacionamiento es, según expertos, un tema de movilidad y desarrollo urbano, no de derechos del consumidor.

Hay ciudades que han aprendido la lección. La Ciudad de México, por ejemplo, promulgó el año pasado la nueva Norma Reguladora de Estacionamientos. Así mismo, el Gobierno Federal y el Estatal han adoptado medidas que buscan priorizar políticas de movilidad sustentable y la utilización eficiente del espacio urbano con la promulgación de la nueva Ley de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano por parte del primero y la presentación del Programa Estatal de Desarrollo por parte del segundo.

Por último, no deja de ser un poco irónico, cuando menos para mí, que dentro del contexto electoral en el que se encuentra el País se presente una propuesta como esta. Es decir, en nuestra bella ciudad se oyen voces alarmadas por el crecimiento en las encuestas de cierto candidato presidencial, pues ofrece, en su opinión, medidas populistas (y populares) a problemáticas complejas del País. El señor, dicen, se atreve a presentar soluciones simplistas, ciego a los efectos que estás puedan tener en el futuro. Al mismo tiempo, sin embargo, escondemos la mirada cuando se introducen propuestas populares y populistas que nos pueden beneficiar personalmente.

Un estudio del Instituto Municipal del Transporte realizado en el 2015 señala que solamente el 38 por ciento de los saltillenses cuenta con un vehículo particular. ¿Qué significa esto? Significa que si apoyamos esta medida estamos priorizando políticas e inversión pública para un segmento privilegiado de la población. En sí, apoyamos que se gobierne para pocos, los que tienen más, y no para todos. Apoyamos que se gobierne para el presente, pero no para la ciudad posible. Estamos apostando por un modelo que promueve la expansión de la ciudad, pero no la concentración de servicios y la movilidad sustentable.

Mejor, abramos un debate crítico e informado, rechacemos medidas cortoplacistas que nos alejan con rapidez y necedad del objetivo de tener una ciudad más humana y más habitable. Abracemos la posibilidad de un Saltillo para bien y para todos.

@aleguerrerorz

La autora es arquitecta por la Universidad de Monterrey y candidata a maestra de Planeación Urbana y Regional por la Escuela Luskin de Asuntos Públicos de la Universidad de California, Los Ángeles, con especialidad en Diseño y Desarrollo.