El empoderamiento económico de las mexicanas
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El empoderamiento económico de las mexicanas
El empoderamiento económico de la mujer constituye uno de los desafíos más urgentes para el desarrollo de nuestro País.
Para superarlo, es indispensable que el sector público, privado y la sociedad civil se comprometan a generar las condiciones y oportunidades en materia de educación, empleo, emprendimiento y vida pública que permitan a las mujeres mexicanas alcanzar su potencial.
México ha llevado a cabo importantes esfuerzos para promover el empoderamiento económico de la mujer. La adopción de cuotas de género en la Cámara de Diputados ha permitido un 42 por ciento de representación femenina en dicha Cámara, muy por encima del promedio OCDE de 28 por ciento. Asimismo, haber incluido la perspectiva de género en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y haber puesto en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), o el Programa de Fortalecimiento a las Políticas Municipales para la Igualdad y Equidad entre Mujeres y Hombres son acciones que van en el buen sentido.
Sólo podrá lograrse una verdadera transformación si el sector privado se suma a estos esfuerzos. En todos los países OCDE el sector privado es el más atrasado en términos de empoderamiento de la mujer. En 2016, las mujeres ocupaban 20 por ciento de los lugares en las juntas directivas de las empresas que cotizan en bolsa. En México esta proporción era de sólo 5.2 por ciento.
En los países OCDE, las mujeres tienen también menos probabilidades de ser autoempleadas y de tener empleados, lo cual es reflejo de los obstáculos que aún enfrentan en materia de emprendimiento.
La mayoría de los países OCDE han puesto en marcha políticas para mejorar la equidad de género en las juntas directivas y en los puestos directivos. Los países que han adoptado cuotas han visto un aumento más inmediato. Otros han establecido metas o requisitos de divulgación sobre la composición de las juntas directivas.
Respecto de las brechas de género en salarios, alrededor de dos terceras partes de los países OCDE han adoptado políticas para abordarlas. La transparencia salarial ha sido un componente fundamental de estos esfuerzos. En otros casos se ha pedido a las empresas llevar al cabo análisis sobre las brechas salariales que sean compartidos con empleados, auditores o el público en general. Otros países han comenzado a otorgar certificados que reconocen a las compañías con mejores prácticas en materia de equidad de género, incluyendo los salarios.
Para mejorar el equilibrio en las tareas domésticas y en las posibilidades de progresión laboral —un tema de gran relevancia para México— diversos países OCDE han aumentado la duración de las licencias de paternidad e incluso han comenzado a dar incentivos financieros a los padres para que hagan uso de estos periodos.
Respecto del emprendimiento, una estrategia popular ha sido mejorar el acceso al financiamiento bancario para las mujeres por medio de garantías de crédito. Algunos países han aumentado el monto de las garantías y han ofrecido servicios de capacitación y networking para las beneficiarias.
En este sentido, es una excelente noticia que el Senado de la República esté impulsando una iniciativa que busca fomentar la inclusión de las mujeres en los niveles directivos y fomentar el emprendimiento femenino.
Este es un tema muy presente en la OCDE y es parte de las Recomendaciones del Consejo de la OCDE en equidad de género.
México tiene que ponerse al día. Conforme las mujeres mexicanas alcanzan mayores niveles educativos, debemos asegurar que tengan oportunidades de desarrollo en todos los niveles, de lo contrario estaremos desaprovechando una gran parte del potencial y talento de nuestro País.