El diputado de la fe

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El diputado de la fe

En la fotografía aparecen diecisiete menores de edad y en el centro el diputado federal del Partido Verde Ecologista de México, Rafael Guirao Aguilar, de fondo una pared blanca y en la manos de cada menor una caja para lustrar zapatos —de bolero— con el logo de la fundación Chiapas Verde, las cajas son del mismo color que el logo del PVEM, el único que sonríe es el diputado, los menores de edad —entre los 5 y 14 años— algunos se tapan la cara a otros les molesta el sol de frente. 

La foto inmortaliza una torpe idea del diputado que incentiva el trabajo infantil, Guirao justificó el hecho al decir “entregamos cajitas boleadoras a jóvenes que se dedican a esta noble actividad”, la historia contada por el periodista Edgar Hernández, es un fiel reflejo de la percepción de la realidad por parte de nuestros políticos, la organización Melel Xojobal, dedicada a la defensa de los derechos de la infancia señaló que esta acción “pone en evidencia la falta de políticas públicas serias y concretas con base a la nueva ley estatal de derechos de niños, niñas y adolescentes”, un fracaso y una insensibilidad de uno de los problemas más graves del estado de Chiapas, se calcula que 165 mil niños y jóvenes trabajan en el estado. No repartió becas, no creó un programa social educativo, alguna actividad que incentivara el desarrollo del infante, no, regaló —y ha regalado los últimos cinco años— cajones de boleros. 

Pero no sólo la entrega de estas cajas a menores de edad llama la atención, la organización presidida por el legislador también ha regalado más de 30 mil Biblias, por supuesto con dinero público, en entrevista con el diario Reforma, señaló “Acabamos de hacer un evento en Palenque en donde se dieron cita, en el día internacional de los discapacitados, entregamos biblias para que fortalezcan su creencia en el que todo lo puede (...) hemos regalado máahoras de 30 mil biblias”. 

He ahí el diputado de la fe, en cualquiera de sus dos aportaciones a la sociedad chiapaneca, en la primera lucrando políticamente con niños, escudándose en llamar al trabajo infantil “noble actividad” y en el segundo caso regalando oraciones al que “todo lo puede; no hay planes de gobierno, no resuelve los graves problemas de desigualdad y de falta de oportunidades, no presenta iniciativas, en fin, la vida política de este País cada día nos sorprende más, ahora un diputado que usa nuestros recursos para mantener las creencias como motor de cambio.