El día de la democracia

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El día de la democracia

Con el hartazgo del gobierno de un sólo partido durante setenta y un años, los movimientos estudiantiles y magisteriales de los años setenta, los cambios que como sociedad experimentábamos, aunado a crisis económicas que pusieron a temblar al País y el cinismo del partido único en 1976 al ganar las elecciones cuando no hubo un sólo candidato, en 1977 vivimos en nuestro País la primera reforma político-electoral. ¿Recuerda a Jesús Reyes Heroles? Fue el artífice, posteriormente se dieron otras reformas, hasta la última en 2015.

A partir de ese momento se dio la oportunidad a una buena cantidad de partidos para participar en las futuras contiendas electorales. Un movimiento pendular que al fin del día nos ha traído al momento que vivimos. Una democracia sui generis, pero como bien lo decía Bobbio, al final todas son democracias y la nuestra, mientras tengamos elecciones libres como las que seguramente estamos viviendo en este día, es una democracia, espacio donde todos gozamos de libertades.

Las elecciones representan gobernabilidad, paz, confianza, certeza, espacios de negociación política, pero lo más importante, la voluntad y la responsabilidad que los ciudadanos tenemos de elegir a quien consideremos nos puede ofrecer, dadas sus credenciales, a una mejor sociedad; porque lo que nos jugamos es el futuro de nuestros hijos y de nuestras familias.

¿Sabía usted que desde 1929 hasta el año 1994 las elecciones las organizaba la Secretaría de Gobernación? De ahí puede sacar sus conclusiones de porque siempre ganaban los mismos. Fue a partir del año 2000 cuando se tuvo el primer gobierno de transición a nivel federal, esto por el surgimiento del Instituto Federal Electoral, ahora INE, y por una serie de variables que aseguraron que quienes convocaron a las elecciones fueran ciudadanos y no burócratas. Por eso, las suspicacias que hoy tenemos en esta materia surgen a partir de la politización que ha sufrido el Instituto. Sin embargo, está claro que somos los ciudadanos los que debemos de elegir y luego exigir a quienes queremos nos gobiernen.

Independientemente de lo que el Estado –en concreto usted y yo– a través del Instituto Nacional Electoral ha dado a los partidos para la elección 2021, como lo dicen y repiten una y otra vez, las más grandes de la historia –más grandes por el número de puestos públicos que están en disputa– la cantidad de mil 575 millones 285 mil 638 pesos para las campañas que terminaron en esta semana. El INE para realizar la elección recibió cerca de 26 mil millones de pesos, con un padrón de aproximadamente 95 millones de votantes.

¿Estaremos ante la democracia más cara del mundo? ¿Sabía que el costo de su voto es de 291 pesos? Lo anterior, dicho por la doble importancia que tiene que usted salga a votar, uno por la carga moral que tiene construir la democracia desde la ciudadanía y, dos, por los costos tan altos que tiene la democracia en nuestro País.

Si queremos seguir perviviendo en una sociedad democrática, quienes la conformamos debemos de tener actitudes democráticas. No es un tema de intereses individuales, de grupo, de partido, de conveniencias, de filias o de fobias, en este día nos jugamos, una vez más lo repito, los próximos tres o seis años, dependiendo de lo que elija de la evolución o la involución social.

México no es violento, no es corrupto, no es antidemocrático. Hay individuos violentos, corruptos y antidemocráticos. Para que haya democracia se requieren ciudadanos que tengan actitudes democráticas.

Entendámoslo de manera clara y contundente, la democracia no surge por los buenos deseos o las ilusiones que tengan unos cuantos de vivir en un sistema de gobierno que permita a todos gozar de las libertades que están inscritas en la Constitución, sino de la voluntad y la puesta en práctica de que ahora en primera instancia salgamos a votar racionalmente por lo que consideremos el mejor proyecto que puede sacarnos adelante como personas y sociedad.

Como afirmaban los sofistas posteriores al siglo de oro de la filosofía griega, “la democracia no depende de los dioses, depende de los hombres”, y en el caso presente, depende de todos los mexicanos. Ante el avance de las vacunas y el aparente cese de la pandemia, salgamos a votar este domingo y a disfrutar de la llegada del día de la democracia. Así las cosas.