El lunes pasado, Semanario de VANGUARDIA publicó el trabajo “La deuda de Coahuila con los atrapados en el cristal”, un trabajo realizado por Jesús Peña y quien escribe esta columna.

En la investigación presentamos datos que no deben pasar desapercibidos y que deseo resumir en este espacio.

Primero. El hecho de que el gobierno de Coahuila abandonó la obra del Centro de Integración Juvenil y Atención a las Adicciones, un proyecto de la administración anterior que se suponía sería el primer centro de internamiento del Estado para atender a los adictos, un problema de salud que cada año crece.

Gastar recursos del erario para una obra que quedó olvidada, evidencia que a los gobiernos les vale un cacahuate gastar dinero que no es de ellos. Gastan, inauguran y anuncian para la foto. De allí en más nada les importa.

Segundo. El hecho que no hay interés en recuperar ese proyecto pese a que las estadísticas de adicciones –sobre todo al cristal– aumentan cada año. Después de publicado el trabajo, se cuestionó al secretario de Salud, Roberto Bernal, sobre la obra y poco sabía de ella. Se limitó a decir que se informaría y analizaría el tema, una salida fácil ante el desconocimiento de un proyecto. Además, aseguró que hay prioridades. La pandemia, claro está.

El tema de las adicciones es un asunto de salud pública que, sobra decir, no se atiende en el estado. No hay políticas públicas, no hay trabajo en escuelas para prevenir y no hay interés por apostarle a algo que no se verá en fotografías.

Tercero. Se evidenció que dicha obra fue asignada a la empresa Corporativo de Desarrollo y Construcción S.A de C.V, empresa saltillense vinculada a la expresidenta del Poder Judicial del Estado, Miriam Cárdenas Cantú.

Cárdenas Cantú fue accionista fundadora, vendió sus acciones a su cuñado, pero su esposo es representante y apoderado legal de la empresa.

A inicios de 2016, se dio un poder general a Jaime Alfredo Mejía de la Garza, esposo de la exmagistrada. Lo afirmado consta en documentos del Registro Público de Comercio (RPC). Ese mismo año, Cárdenas Cantú negó en su declaración patrimonial y de interés que ella o su cónyuge tuvieran algún cargo-poder en alguna sociedad. Su declaración, por cierto, puede ser encontrada todavía en la página declaranetcoahuila.gob.mx.

Esta mentira se considera una falta grave de acuerdo al artículo 60 de la Ley General de Responsabilidades Administrativas: “Incurrirá en enriquecimiento oculto u ocultamiento de Conflicto de Interés el servidor público que falte a la veracidad en la presentación de las declaraciones de situación patrimonial o de intereses…”.

Pero no fue únicamente ese contrato el asignado a la empresa. Corporativo de Desarrollo y Construcción S.A de C.V recibió más de 141 millones de pesos en contratos en la pasada administración.

Esperaríamos que en este tema se evidencia cómo instancias de justicia que deberían exigir la rendición de cuentas, exigir y castigar una falta grave como ésta, prefieren guardar silencio.

AL TIRO

Y está el tema de la omisión. La omisión, de inicio, cuando desde 2015 empezaron especialistas a alertar por el alza en el consumo de cristal. En Torreón, el Centro de Integración Juvenil reportaba en 2015 un 1.5 por ciento de pacientes que referían el uso de cristal por primera vez. En Saltillo era el 6.2. Para 2020 se disparó: 55 por ciento en Torreón, 48.6 por ciento en Saltillo.

¿Y qué se hizo para prevenir y combatir este problema de salud cuando cada año las mismas voces informaban del aumento gradual? La respuesta es clara: nada.

Y para muestra está el recurso que se ha destinado: de 2017 a 2021 se entregaron 21 millones 123 mil 708 pesos al combate a las adicciones, que es prácticamente el sostenimiento de los ocho Centros de Atención Primaria en Adicciones (UNEME CAPA). Una migaja.

En el mismo periodo, el Estado desembolsó apenas 11 millones 971 mil 123.5 pesos para campañas de prevención de adicciones. Una migaja.

A propósito de los tiempos electorales, no hemos escuchado a ningún candidato dar alguna propuesta interesante sobre el tema de prevención a las adicciones. Ni la habrá.