Jaime Antonio Molina Martínez mide 1.78, está rapado y tiene barba de candado, pasó de ser un ciudadano a ser el enemigo público número uno de San Nicolás, Nuevo León. ¿Su delito? Tirar basura. En palabras del alcalde de ese municipio, Pedro Salgado Almaguer, está “detenido por cochino”.

Conocemos su identidad, altura y apariencia porque a partir de esta semana está en un espectacular en las calles de ese municipio nuevoleonés. Es la nueva condena por arrojar basura en vía pública; la humillación y exposición como terapia social para mantener las calles limpias.

La justificación es que la falta cívica la hizo de manera reiterada. En mayo pasado Molina Martínez fue amonestado; en julio fue multado con 200 cuotas y, finalmente, es expuesto como criminal, ni siquiera el Chapo Guzmán tiene un espectacular, pero este ciudadano sí.

No es un castigo útil, no pagó con algún servicio comunitario, no levantó basura durante 15 días o pintó algunas banquetas; no, el objetivo es violar todo tipo de derechos como ciudadano, por una falta que desde mi punto de vista es menor.

El slogan de San Nicolás dicta “el mejor lugar para vivir”. Lo dudo si la ley está basada en la humillación de sus ciudadanos. La idea está mal enfocada, otro tema sería si en los espectaculares se advirtiera que la pena de los ciudadanos –llamados por el munícipe- cochinos es realizar un servicio comunitario; no me molestaría ver el castigo anunciado en espectaculares.

En Monterrey los ciudadanos tuvieron una idea brillante, el “Corruptour”, un camión que recorre los lugares icónicos de la capital de Nuevo León donde se han cometido los actos de corrupción más simbólicos de los últimos años; he ahí una buena idea para exponer, una idea digna de decenas de espectaculares, pero no, el alcalde ha decidido criminalizar al ciudadano.

Como todo en México, esta campaña durará tres meses más, el alcalde de San Nicolás en entrevista televisiva señaló que todas las campañas anteriores han fracasado y que ésta espera generar conciencia. Lo dudo, todo está basado en ocurrencias; no durará y en términos prácticos el ciudadano recordará que durante 30 días – tiempo que dura por lo general un espectacular- él fue el más buscado, y al final el único delincuente expuesto en un País lleno de impunidad, donde el único culpable es un ciudadano.