El debate y el perfil más buscado

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El debate y el perfil más buscado

Los debates políticos sirven, o deberían servir, para que los votantes tengan más información acerca de las características de los candidatos que se disputan el cargo administrativo-político más importante del Estado. Las propuestas y programas de gobierno que se ofrecen por parte de los aspirantes se difunden por los medios masivos, pero el debate es un ejercicio para que los candidatos se muestren; esto es, en esas dos horas intentan trasmitir su dominio sobre la problemática que se considera más importante para los ciudadanos. Pero lo que trasciende, casi siempre, es la pericia para la polémica cara a cara, las respuestas y los ataques. Se convierte así en una pasarela de intelectos, agudeza y carácter. 

En los debates que recién hemos presenciado, aparte de la pésima producción y conducción, los ciudadanos nos recetamos una catarata de lugares comunes y pleitos más para las calles que para la tribuna política. La preocupación por señalar la casa más lujosa y por lo tanto la historia más bochornosa, para medir la honradez y pulcritud en el uso de los recursos públicos fue más importante que proponer métodos para evitar la corrupción, eso de ¡voy a donar mi sueldo! Me suena a demagogia. Los mutuos ataques de corrupción y señalamientos de complicidad para saquear el erario fueron los temas más socorridos por los aspirantes a la gubernatura. El debate nos ayudó un poco a medir el perfil de los aspirantes y sus armas para atacar al contrincante. 

Pero menos para saber qué pretenden hacer con el cargo en disputa; esto es, cómo será su gobierno en caso de triunfo electoral. 

¿Qué le interesa al elector? ¿Cuál perfil es el adecuado para un gobernador? En mi opinión solamente dos aspirantes intentaron delinear el perfil del gobernante: Guillermo Anaya y Javier Guerrero, los restantes se dedicaron a los ataques directos sin trascendencia política. 

Definiendo la política como el esfuerzo de escuchar y proponer soluciones a los grandes problemas actuales de la comunidad, me parece correcto que ante la historia de impunidad de los corruptos de los últimos doce años se busque el castigo. Pero creo que no es suficiente para los sufridos coahuilenses el saber que se buscará que los hermanos pisen la cárcel, sin agregar los acentos que pondrán en sus gobiernos para resarcir el quebranto económico y social. No todo es policías y ladrones. ¿Qué hacer ante la amenaza Trump?, tenemos una larga vecindad en nuestras ciudades fronterizas, e importantes transacciones comerciales. ¿Cómo se resolverá el problema de la megadeuda? Esta herencia es una carga pesada. ¿En qué medida afectará a los presupuestos estatales el servicio de megadeuda? ¿Cómo se incentivará a la economía golpeada por los embates del crimen durante una década? Estos, entre otros asuntos que al parecer no están en la agenda de los aspirantes. 

Creo que los votantes no queremos como próximo gobernante al justiciero vengador, ni tampoco al cínico que dice que la seguridad será su prioridad, muy parecido a aquella frase del actual gobernador que dijo ¡de la seguridad me encargo yo!, ¿y de la impunidad quién se encarga? 

La última y nos vamos

Guillermo Anaya diseñó un discurso entre propuestas y defensas, Javier Guerrero se dedicó a su tarea de señalar los principales problemas sociales. Creo que sus intervenciones fueron los mejores momentos de los debates. Guadiana como cacique de pueblo se preocupó por que se supiera su coraje ante los corruptos, la comadre Thelma quiso aprovechar su rol de mujer, pero cuidó su lenguaje, no fuera a ofender a sus patrocinadores incluso no fue al segundo debate porque el favorito del régimen avisó de su inasistencia, si bien esgrimió otra excusa. El señor Riquelme tenía cosas qué hacer ¡En plena campaña! ¿Existe algo más importante que un debate ante universitarios? Los demás contrincantes no llamaron la atención por su falta de experiencia como tribunos, o simplemente no poseen los conocimientos para debatir sobre la problemática local.  
De pena ajena, los perredistas tendrán que tragarse la nueva vergüenza, ¡otro Bejaranazo! AMLO recibió medio millón de pesos y al parecer con todo y ligas, ¡A pa izquierda mano! 

La querella infinita 
Mario Valencia Hernández
mvalehe@yahoo.com.mx