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El cyberknife, arma de la radioterapia contra tumores y células cancerosas
La vida de Fernanda Góngora, de 12 años, cambió de la noche a la mañana. Un día, la niña bailaba y brincaba, como amaba hacerlo; pero al siguiente, la mitad izquierda de su cuerpo ya no le respondió. Angustiada, Sara So- ler, su madre, la llevó a una clínica de su natal Campeche, de donde las enviaron a un hospital de Mérida. Ahí los médicos descubrieron que las venas y arterias del cerebro de la menor tenían una malformación que impedía el flujo normal de sangre.
"Fernanda era muy activa y ver que que repente amanece con la mitad de su cuerpo paralizado, fue muy duro para nosotros. Un día antes tuvo dolor de cabeza, le di medicinas y se le quitó, pero al segundo día amaneció mal. Todo fue de golpe", recuerda Sara, algo nerviosa.
Dentro de la incertidumbre, había una buena noticia: el padecimiento de Fernanda podía ser operado mediante una técnica de radioterapia no invasiva, con la cual se evitaba una operación a cráneo abierto.
Se trata del cyberknife, un sistema robótico de alta precisión que mata las células cancerosas sin dañar tejido sano. Tras ser evaluada, a Fernanda se le prescribieron cinco sesiones, que está a punto de concluir, con resultados prometedores.
La mejora de la niña es tal, que no sólo ha recuperado la movilidad de todo su cuerpo, sino que tuvo ánimos y fuerza suficiente para salir a pedir "calaverita" hace apenas unos días.
"La veo cansada por las sesiones y náuseas que tuvo, pero animada, porque siente que va a regresar a su vida normal. Tengo mucha fe y siento que sí va a tener buena curación. Se recuperó bastante, porque la mitad de su cuerpo estaba muerta, como quien dice", cuenta Sara.
El cyberknife bien podría calificarse como una de las joyas del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a tal punto que se encuentra en un pequeño edificio especial, construido ex profeso para albergarlo.
Uno de los encargados de su utilización es el cirujano Pedro Mario Escudero, director de la Unidad Médica de Alta Especialidad del Hospital de Oncología. En entrevista con La Jornada explica de qué manera funciona este implemento.
Instalado en 2012, el cyberknife consiste en un acelerador lineal parecido a los que se utilizan para los tratamientos de radioterapia, dirigidos a los pacientes con cáncer, pero con una particularidad: emite haces de luz tan precisos, que tienen "margen de error" de menos de un milímetro –cuando normalmente son de dos o tres–, lo que permite acabar con las células cancerosas, sin dañar tejidos sanos.
Dicho acelerador es operado por un brazo robótico capaz de colocarse en más de 10 ángulos diferentes para lanzar sus rayos desde cualquier posición. Este sistema se complementa con una cama igualmente robotizada donde se coloca al paciente, y con dos cámaras para definir con toda exactitud su posición.
El cyberknife tiene a su disposición una serie de 12 filtros o "calimadores", que el propio sistema elige y toma, una vez que un equipo de médicos y físicos determinó la cantidad de radiación que cada persona debe recibir.
En el caso de las lesiones ubicadas en el torso, existe también un chaleco que se sincroniza con la respiración del paciente, para lanzar haces de luz en el momento y lugar precisos; y en el de las que se encuentran en el cráneo, se diseña una máscara especial de plástico que inmoviliza la cabeza.
Se trata de una terapia indolora, con 90 por ciento de efectividad, que sirve no sólo para tratar casos de cáncer, sino también tumores benignos, lesiones intrincadas y de difícil acceso –como cerca de los ojos o en la base del cráneo, por ejemplo–, o que afectan el sistema vascular, como la que padecía Fernanda.
El requisito para utilizar el cyberknife es que el tumor no sea muy grande y las células cancerosas no estén diseminadas por todo el cuerpo, sino "controladas" en una sola área. Al emitir cantidades más precisas y potentes de radiación, estas terapias pueden durar hasta una sexta parte de lo que duraría una administrada con un acelerador lineal "regular".
Desde su puesta en marcha en 2012, a abril de 2017 este sistema robótico de alta precisión ha servido para operar a poco más de mil personas, la mayoría con efectos secundarios mínimos.
"En el país sólo hay dos equipos: éste, y uno en un hospital privado de Monterrey, donde una sola sesión cuesta de 180 mil a casi 600 mil pesos, según la zona (operada). Aquí es cuando cobra realce y tiene sentido la seguridad social, al poner al alcance de las personas una tecnología tan importante y tan efectiva", subrayó Escudero.