El costoso efecto Trump
Usted está aquí
El costoso efecto Trump
El país vecino al norte completará los primeros 150 días bajo una administración que se opone al orden que distinguió como país a Estados Unidos en la arena internacional desde la posguerra. Donald Trump ha tenido graves tropiezos diplomáticos; sin embargo, los peores desatinos se advierten en sus políticas, tanto internas como exteriores, que amenazan el bienestar e incluso la vida de las personas.
Washington proyecta una imagen poco amigable hacia el mundo. Tan sólo en materia migratoria, el actual gobierno de EU ha realizado 41 mil detenciones. En el transcurso de 2017 destaca el incremento de 61 por ciento en las detenciones de personas sin antecedentes penales, en contraste con el mismo periodo en 2016.
Donald Trump ha guiado sus decisiones y políticas más por cálculos político-electorales que por una verdadera visión de Estado que permita a su país mejorar los indicadores de calidad de vida de los habitantes. Las decisiones que todos los días se toman desde el gobierno de la mayor potencia del mundo claramente tendrán consecuencias cuantificables y afectarán de manera real a millones de personas dentro y fuera de las fronteras estadounidenses.
Si el presidente de Estados Unidos quiere que su país “vuelva a ser grande”, debería empezar por no incrementar las amenazas a la vida de las personas, especialmente aquellas en condiciones de pobreza y vulnerabilidad. En su proyecto de presupuesto para 2018, Trump ha propuesto un recorte de 800 mil millones de dólares al programa Medicaid, que atiende a 1 de cada 5 estadounidenses.
Igualmente, el Programa de Seguro Médico para Niños, que beneficia a más de 6 millones de menores de bajos recursos, sufrirá una reducción de casi 6 mil millones de dólares (además de permanecer vigente sólo hasta 2019) y los fondos para la Administración de Alimentos y Medicamentos se afectarán en 31 por ciento para contar apenas con 1.3 mil millones de dólares.
Mientras que para Trump el gasto militar representa una inversión, los recursos destinados a la investigación científica, la prevención y el tratamiento de enfermedades contagiosas o degenerativas, representan sólo un gasto. Su administración ha propuesto reducir considerablemente el financiamiento a instituciones clave de ese país, como son los centros de control y prevención de enfermedades y los institutos nacionales de salud.
Este mismo paradigma que da la espalda a las necesidades más sensibles de la sociedad, es aquel que niega las evidencias expuestas por distintas instancias internacionales (y por la NASA misma) en cuanto a la degradación ambiental y el cambio climático. Estados Unidos forma parte del 10 por ciento de los países que producen el 50 por ciento de emisiones globales de carbono. Pese a ello, Trump ha anunciado la retirada de su país del Acuerdo de París. No aceptar las lesiones que se están causando al planeta agravia a las personas que vivimos en él.
Lo más preocupante de estas acciones es su trascendencia en el tiempo poniendo en riesgo la subsistencia de generaciones futuras. Se calcula que entre 2030 y 2050, los efectos del cambio climático causarán cerca de 250 mil muertes por año, sin olvidar que actualmente, aproximadamente 200 mil estadounidenses mueren como consecuencia de la contaminación en el aire.
Sin lugar a dudas, la política tiene una clara incidencia en la vida de las personas y da muestra de los riesgos que un liderazgo manejado desde la irracionalidad puede ocasionar. Más allá de la afectación en el plano individual, las acciones de la principal potencia corren el riesgo de desviar al mundo de un futuro en el que la creciente tecnología y las decisiones meditadas den la pauta para el desarrollo; los costos humanos pueden no sólo ser vastos, sino determinantes para la vida de millones de personas.